Señal de esperanza

Señal de esperanza

El arzobispo de Santiago, monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, lanzó una muy importante voz de alerta cuando ha pedido a las futuras autoridades que envíen señales de esperanza a la población.

En una serie de juicios cortantes el Arzobispo se refirió, durante su participación en La Esquina Joven de HOY, a los políticos que se ocupan Aen lo que no tienen@ que ocuparse y a que la democracia ha sido mal dirigida.

Es, por tanto, a su juicio, importante que se diga a los ciudadanos que las cosas mejorarán en el futuro inmediato. Estos planteamientos del sacerdote se pueden interpretar como un deseo latente en toda la población. No podemos, simplemente, seguir bajo las presiones en que hemos vivido en los últimos tiempos.

Y lanzó el apotegma: ALos pueblos tienen paciencia, pero llega un momento en que cortan.@

Sabemos, porque lo vivimos a diario, que los alimentos subieron de precio, que la educación es ahora mas cara para nuestros hijos y para nosotros mismos, que la energía eléctrica falla cada vez con más frecuencia y que nos cobran cada vez más por un servicio que no nos llega. Sabemos que la situación económica es difícil, que como país carecemos de recursos suficientes, que hay escasez de medios para lograr el desarrollo y que necesitamos emprender muchas reformas. De eso estamos todos bien enterados. Eso lo sabemos de sobra.

Necesitamos ahora comenzar a conocer los planteamientos que despierten esperanzas. Es, a nuestro juicio, por tanto, muy valioso el planteamiento del Arzobispo de Santiago.

Necesitamos comenzar a fomentar, con ideas y conceptos, la paz interna en cada ciudadano y a crear los ambientes que le permitan sentir que se están enrumbando las cosas por un camino bueno, aceptable o cuando menos prometedor.

Las campañas políticas siempre dejan en la población un sabor amargo. Las ofensas y las diatribas son llevadas a extremos y la propaganda produce la sensación del Armagedón.

Es, por tanto, tiempo de comenzar a recuperar el sosiego y las fuerzas para la lucha. Nadie se niega a la lucha, pero es, para todos, muy difícil la lucha sin esperanzas. Este es el planteamiento claro del Arzobispo de Santiago.

Necesitamos urgentemente que se pronuncien y se sientan los primeros signos de esperanza, como una válvula de escape a las presiones sociales. Es importante que la paciencia de la población no sea llevada a extremos.

Son muchas las presiones que tiene la población desde que el país comenzó los procesos de reformas que han afectado nuestra vida. Esto deben entenderlo los políticos, quienes han sido los principales actores en estas reformas. Es importante que nuestros políticos comprendan que para la gran mayoría de la población estas reformas tienen poco significado si alivian poco su carga.

El país espera, como bien dijo monseñor De la Rosa y Carpio, encontrar esperanza. Sólo con esperanza podemos encaminar el futuro o planificar. Es lo único que nos libera del pesimismo, el derrotismo y hasta del suicidio.

Estamos, pues, a la espera de las señales de esperanza.

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