POR ROSA ALCANTARA
Aunque el sistema democrático de la mayoría de los países latinoamericanos está en su mejor momento, naciones como la República Dominicana presentan problemas de bajos niveles de cultura política, debilidad institucional de los partidos y del Estado, poca reducción en la desigualdad social y económica y un déficit fuerte de educación.
El juicio corresponde a Manuel Alcántara Sáez, catedrático de Ciencia Política y de la Administración y director del Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca, España, quien también citó entre las debilidades del sistema democrático del país, la corrupción y las prácticas clientelar, populista y asistencialista.
Criticó que a la hora de reducir la brecha de la desigualdad social y económica, la República Dominicana sigue siendo una sociedad desigual.
El intelectual observa que la debilidad institucional de los partidos se determina a través de la volatibilidad del electorado.
Observa que hay problemas en el rendimiento de la política, en el sentido de evaluar, conocer y sentirla.
Para Alcántara Sáez los dominicanos están alejados de la política porque la percibe como algo negativo, que se asocia a la corrupción y formas que no coinciden con expresiones de igualdad, libertad y justicia.
El también vicerrector de Relaciones Internacionales y Cooperación de la Universidad de Salamanca, España, fue entrevistado por HOY en la Fundación Global Democracia y Desarrollo (FUNGLODE) donde dictó la conferencia Luces y sombras de la calidad de la democracia en América Latina.
Dijo que se percibe cierta debilidad del Estado, en el sentido de su capacidad de influir en el bienestar de la población.
Aseguró que eso tiene consecuencias negativas a la hora de la calidad de la democracia.
Explicó que hay dos ejes de la calidad de la democracia, los cuales se pueden explicar por aspectos del diseño de la arquitectura institucional y por el rendimiento en la medida que la democracia solucione en mayor o menor grado los problemas de las personas.
Asimismo, criticó que los dominicanos y sus políticos asuman patrones de conductas clientelares.
Advirtió que hasta que República Dominicana no de el salto por lo cual los dominicanos rechacen ese tipo de comportamiento de los políticos, no se puede hablar de una cultura política más democrática.
Atribuye esas prácticas políticas negativas a que los patrones de educación son bajos.
Plantea como solución a esta problemática una mayor inversión en los sectores educación y salud.