Señala culpables deterioro nexos

Señala culpables deterioro nexos

Por Leonora Ramírez S.
Los responsables de que las relaciones domínico-haitianas estén en uno de sus momentos más tensos son los empresarios agrícolas y de la construcción, así como los gobiernos de los últimos 30 años, planteó el historiador Franklyn Franco al analizar las causas por las cuales decenas de haitianos protestaron, frente al Palacio Nacional de Puerto Príncipe, por la visita a la capital haitiana del Presidente Leonel Fernández.

El lunes pasado, mientras el mandatario dominicano se entrevistaba con el Presidente de Haití, Boniface Alexandre, manifestantes congregados frente a la sede gubernamental condenaban el alegado maltrato que reciben sus compatriotas en el país, con una violenta acción que adelantó la salida de ese país del mandatario dominicano.

A juicio de Franco, en la República Dominicana se ha levantado una imagen irreal y negativa de los haitianos, «porque los verdaderos culpables de la migración ilegal no son los haitianos sino los hacendados y los contratistas de la construcción, que se niegan a emplear mano de obra nacional porque prefieren, para no pagar el salario vigente, utilizar mano de obra haitiana para superexplotarla».

En ese sentido, explicó que si se aplicara la Ley laboral, que establece que los dominicanos tienen el derecho al 80% de los puestos en los sectores productivos, y se hubiesen sometido a la justicia a los empleadores que violan esas disposiciones, en lugar de apresar a los haitianos, el problema no hubiese llegado a la magnitud que tiene.

«En este asunto de la migración ilegal hay dos grandes culpables, los empresarios dominicanos y los gobiernos que han permitido la explotación de la mano de obra», reiteró.

La visita del Presidente Fernández a Haití se produjo en medio de fuertes tensiones, tanto en ese país como en la República Dominicana, por los conflictos surgidos entre dominicanos y haitianos residentes en la comunidad de Villa Trina, de la provincia Espaillat, y en la sección de Pontón, en La Vega.

Ante el asesinato en Villa Trina del comerciante dominicano Apolinar López (el pasado cinco de diciembre), cuyo supuesto responsable fue un haitiano ilegal muerto posteriormente a machetazos, desconocidos incendiaron las casuchas donde vivían otros inmigrantes, y dirigentes comunitarios de la zona exigieron a los propietarios de fincas de café que no contraten obreros haitianos para las labores agrícolas.

En Pontón hubo una situación similar, el seis de diciembre, por las heridas que recibieron Altagracia Abreu, Aleyda Bruno y Patricia Martínez, presuntamente de parte de inmigrantes ilegales del vecino país. La respuesta a ese hecho fue la destrucción de las viviendas de otros haitianos que se dedican a labores agrícolas.

OTROS ANTECEDENTES

Pero las fricciones no comenzaron con esos hechos, sino con el asesinato, el nueve de mayo de este año, de la comerciante Maritza Núñez, residente en Hatillo Palma, Montecristi, quien presuntamente fue agredida por varios haitianos que además hirieron a su esposo Domingo Luna.

El seis de junio, y a causa de esa acción, una turba supuestamente integrada por dominicanos, penetró a una finca donde trabajaban inmigrantes haitianos asesinando a dos de ellos: Solani Pierre y Mitili Bitelio Charles. Resultaron heridos en el hecho Miguelito Jean, Jaqui Almonte, Jordani Eloy y Papito Santos.

Como si fuesen acciones en cadena, el 17 de agosto desconocidos quemaron a los jóvenes haitianos Pablo Marcos, Gilberto Dominique, y Willie Pie, en un hecho ocurrido en el sector de Haina, San Cristóbal; pese a las atenciones médicas que recibieron perdieron la vida.

LOS PASOS A SEGUIR

Franco entiende que ante los hechos violentos en los que han estado involucrados dominicanos y haitianos, las autoridades de ambos países deben establecer acuerdos claros sobre la problemática de la migración haitiana.

«Es necesario que se cree una comisión bilateral porque esa situación ha desbordado el curso normal, y hay que sentarse en la mesa con las autoridades haitianas a discutir esa situación».

Respecto al incremento de los sentimientos antihaitianos en el país dijo que aquí hay «profesionales» que viven de eso, que han contribuido con el discurso racista, y alimentan un falso nacionalismo, y entre los ideólogos se encuentran empresarios de la construcción y la agroindustria que utilizan la mano de obra ilegal.

Al admitir que en Haití también hay un antidominicanismo, resaltó que la clase política del país nunca ha aportado soluciones a los problemas domínico-haitianos, porque cuando están en el gobierno se vuelven insensibles frente a esos conflictos.

EL PROBLEMA DE LAS MIGRACIONES

Franco expresó que las fricciones entre República Dominicana y Haití por el tema migratorio no son exclusivas, porque en estos momentos hay una tendencia en el ámbito internacional de detener los flujos migratorios.

«En Europa hay problemas por ese tema, lo mismo que en Estados Unidos y en Francia, y todo esto surge porque la gente quiere mejorar sus condiciones de vida, y por eso se da el traslado de dominicanos hacia Estados Unidos, Puerto Rico y otros países.

«Toda esta presión por los inmigrantes tiene carácter universal, que está íntimamente relacionada con las diferencias sociales y económicas».

Aunque la República Dominicana es un país pobre, con una tasa de desempleo de un 18%, para los haitianos los puestos de trabajo que consiguen en el área de la construcción y en la agricultura son una especie de tablas de salvación dada la precaria situación económica de su país, al margen de la inestabilidad política.

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