POR GERMAN MARTE
Las grandes torres que utilizan el primer nivel como parqueo basados sólo en columnas, lo que técnicamente se denomina «piso suave», podrían ser una trampa mortal ante un terremoto de cierta intensidad, debido a que estas estructuras no resisten un sismo de cierta magnitud, señaló ayer el experto en sismología Rafael Corominas Pepín.
El presidente de la Fundación de Ingeniería Sísmica explicó que el piso suave o piso blando en una torre se refiere a aquel piso donde no hay muros que bajen hasta la zapata, sino que toda la parte del el primer nivel está parado en columnas para dar lugar al parqueo.
Cuando ocurre un terremoto, toda la pare del edificio a partir del primer entrepiso se comporta como una caja de fósforo, rígida, que se mueve y le transmite a esas columnas todo el esfuerzo horizontal que tiene que soportar y generalmente colapsan esas columnas y se pierde el primer piso, «porque hay un cambio muy brusco en la flexibilidad versus rigidez del primer piso contra el resto de arriba».
Tras señalar que no obstante que se han hecho siguiendo las normas establecidas, las grandes torres en las cuales se ha construido parqueo subterráneo levantado sólo en columnas no son precisamente un buen resguardo para sus residentes, pues tales construcciones han sido fatales en algunos sitios.
En efecto, se dijo, en el país la embajada de los Estados Unidos no permite que sus funcionarios vivan en edificios con pisos blandos, debido a que no confían en su seguridad.
Corominas Pepín indicó que se han hecho estudios en lo que ha quedado demostrado la peligrosidad de los llamados pisos suaves, incluso si no están en el sótano, sino a otro nivel, y ahora los diseñadores de torres han tenido que elaborar nuevas normas que encarecen considerablemente las estructuras para evitar que el fenómeno se traslade a otros pisos.
Sin embargo, no hay que aterrorizarse, manifestó el experto, tras lo cual indicó que el objetivo de estas y otras advertencias que hacen respecto a la peligrosidad de los sismos y la certeza de que en el país ocurrirán algunos de grandes magnitudes, es que la nación no debe quedarse de brazos cruzados ante este peligro.
LO QUE SE PUEDE HACER
Corominas Pepín señaló, sin embargo, que a pesar de la peligrosidad que representan las edificaciones con pisos suaves, así como una gran parte de las escuelas y hospitales públicos del país, no hay que abandonar a su propio destino las construcciones existentes, pues se pueden hacer los arreglos de lugar para evitar que colapsen ante un temblor de tierra.
En el caso de las torres que tienen un «piso suave», estas se pueden reforzar sacrificando un poco el área de parque colocando allí muros de cortes desde la zapata, y esto puede hacerse con la gente viviendo en el lugar. Se va haciendo piso por piso hasta conseguir en el diseño un bloque rígido.
«Si podemos lograr que haya un movimiento desde los inquilinos hasta los dueños de los apartamentos, que se atrevan a comenzar el proceso de reforzamiento, tenemos los técnicos, tenemos los materiales y sabemos cómo hacer las cosas».
De acuerdo con Corominas Pepín el proceso puede hacerse con cierta rapidez, pues como se trata de muros de hormigón armados, «sólo hay que meterle el acero, colocarles dos tapas y vaciar». Empero, advirtió que el trabajo debe hacerse con sumo cuidado para que la estructura de hormigón quede adherida, monolíticamente, a la existente.
«Hay que perforar las vigas para que las varillas pasen de un piso a otro y se integren a la nueva estructura».
Destacó que es posible hacer este trabajo sin necesidad de buscar a nadie en el extranjero.
De su lado, Reyes Madera dijo que en el nuevo Código se contempla la prohibición de las edificaciones con «pisos suaves», incluso se contempla una guía de vulnerabilidad que permitirá la evaluación de las torres existentes.