Mucho antes de que a principios del siglo XX el italiano Guglielmo Marconi comercializara en Europa la radiotelegrafía, los aborígenes norteños del otro lado del atlántico utilizaban el fuego para quemar la grama desde un punto geográfico elevado.
La humareda que se producía era controlada de una forma tal que generaba en el cielo una nube oscura que podía ser visualizada y descodificada a una considerable distancia. En la antigua China los soldados informaban a los suyos sobre los peligros de un ataque enemigo a través de torres con humo.
La tradición papal anuncia la elección de un nuevo pontífice con un procedimiento similar. Juan Luis Guerra en un arrebato de desborde lírico nos suelta una de sus más enternecedoras metáforas musicalizadas que en sus versos dice: Te mando señales de humo/ como un fiel apache/ pero no comprendes el truco/ y se pierde en el aire…/Que voy a hacer/ inventar alfabeto en las nubes/ conjugarnos al amanecer/ y sentarme sobre tus pupilas/ y reír o llorar mi querer/ si no puedo encontrarte esta vez.
En pleno milenio y desde el extremo oriental de una isla caribeña a quien Cristóbal Colón llamara la Hispaniola, un nuevo jefe de Estado es juramentado el 16 de agosto 2012. Son muchas y variadas, como los colores del arcoíris, las expectativas y esperanzas que cifran millones de sufragantes que confiadamente depositaron su voto a favor del entonces candidato presidencial licenciado Danilo Medina Sánchez. A partir de su elección han sido bien claros, alentadores y precisos los indicadores mostrados por Danilo.
Veamos: a raíz del triunfo y cuando aún no se habían enfriado los cañones de la batalla, visitó la tumba del profesor Juan Bosch, en donde juró hacer el gobierno soñado por su maestro y guía. A sabiendas de que el desempleo y la pobreza arropan a un sector mayoritario, emprendió un viaje a Brasil con la finalidad de conocer los programas que allí se desarrollan para enfrentar estos males.
Consciente del temor y la incertidumbre que embarga a nuestra población urbana ante la inseguridad en calles y carreteras, se trasladó a Colombia para conocer de primera mano las medidas adoptadas en esa nación para combatir la violencia y el narcotráfico. Es un líder de acción, por lo que prefiere iniciar su plan de gobierno para después conversar sobre las realizaciones.
A quienes insisten en saber por adelantado la composición del gabinete les ha dicho que hay muchos sombreros pero que el número de cabezas es limitado. ¡Qué bueno que sea así! Ello le permite escoger lo mejor del país en la conformación del nuevo equipo. Sin la intención de pecar de necio, deseamos repetir al presidente Danilo algo que ya le escribimos antes: …en los días, semanas y meses que preceden al 16 de agosto 2012, usted se verá sometido al asedio de centenares y quizás miles de individuos deseosos de convertirse en miembros de su equipo de gobierno… primero exíjales lealtad y fidelidad al ideario contenido en su plataforma programática.
Cuídese de los simuladores, lea la honestidad y la sinceridad en el alma de esos voluntarios de último minuto. La gente de su entorno más cercano deberá gozar de su confianza, y tener una hoja de conducta intachable ante los ojos del pueblo. ¡Que sigan llegando las señales de humo!