Señales de Obama para Leonel

Señales de Obama para Leonel

Mucho del arte del bien gobernar tiene que ver con  señales emitidas por gobernantes. En ocasiones llegan a ser más importantes que discursos, decretos y leyes. Ejemplo de ello son los logros y aceptación que ha tenido el Presidente Obama en 100 días basados en señales: La austeridad manifestada por la imposición de topes de gastos en la Casa Blanca y la exigencia para que cada dependencia reduzca en 100 millones de dólares sus gastos; combatir la corrupción moviendo la acción pública contra ejecutivos causantes de crisis; exigiendo cambios en las empresas protagónicas de crisis; postulando nuevos modelos de desarrollo centrados en energía renovable y educación con expresiones de proteccionismo; distensión política con gobiernos en las cumbres americana y del G-20.

No obstante disponer de un gobierno nacional que ascendió por primera vez al poder bajo la consigna de “apertura y globalización”, y en consecuencia propenso a la sintonización internacional, no parece que se están tomando adecuadamente estas señales.

Se sigue renuente a la austeridad, no obstante la caída de las recaudaciones y las dificultades admitidas para la obtención de financiamiento externo, compeliendo al gobierno a financiarse mediante endeudamientos con la banca nacional al peligrosísimo ritmo de 10 millones de pesos por hora entre abril 2008-2009; difiriendo el déficit fiscal en lugar de detenerlo, inhibiendo así la capacidad de emprendimiento de nuestros agentes económicos.

El combate a la corrupción ha sucumbido ante la incapacidad mostrada por organismos responsabilizados de ello, como el DPCA y la Cámara de Cuentas, debidamente dotados de presupuestos; cuando comunicadores con las manos vacías detectan casos y resisten presiones de entregar informaciones que estos debían disponer.

Las autoridades sigan impasibles ante empresas demandantes de subsidios provocadores de déficits, como el caso de las eléctricas; sin que se les exija  acciones conducentes a reducir sus costos no obstante disponer de leyes para ello.

Seguimos sin ajustar nuestro agotado modelo de desarrollo, por la crisis y al centrarse en servicios e inversión extranjera, e ignorando la apertura de Cuba y el resurgimiento del proteccionismo, que aumentarán la competencia al turismo y las  amenazas a las zonas francas; desalentando  inversiones extranjeras vía el efecto desfavorable en los déficits de nuestra balanza de pagos.

Y políticamente el estamento gubernamental y partidario, incluyendo el carente de sentido político protagonismo del PRSC, sigue distraído en la discusión de una Constitución con visos de empantanarse hasta  terminar siendo una estéril y desbocada pieza retórica en medio de tantas amenazas.

Ojalá que el Presidente Fernández confíe más en señales como las emitidas por Obama.

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