Señales premonitorias

Señales premonitorias

POR LUIS FCO. OVIEDO MOQUETE
Ahora sí que vamos llegando. Ya vamos viendo algo que mucha gente con autoridad predijo. Vamos ya cosechando los desórdenes y vagabunderías que sembraron gobiernos irresponsables, a quienes hoy se imitan, lamentablemente. La corrupción, la falta de instituciones, la politiquería ya van dando los frutos que serán a la postre del tiro de gracia a lo que queda de dominicanidad.

Tenemos por un lado una condena internacional que pagamos gustosamente por no tener instituciones que se ocuparan a su debido tiempo de la misma, esto muy a pesar de que el Sr. Presidente en suelo norteamericano proclamó a boca llena que no procedía y que no pagaría. Esto siembra un precedente funesto en el que encontrarán asidero miles que están en esta situación y que es producto de los factores que mencionamos.

Por otro lado, y en el mismo tenor, tenemos que aparece una denuncia que ya está a nivel internacional por el caso de la Sra. Sonia Pierre, donde aboga porque unos documentos, irregulares sin duda, sean legalizados y se le reconozca la nacionalidad dominicana. A esto ya se han sumado más de 14 instituciones internacionales apoyando esta causa, sin oír la otra campana de las autoridades. Con seguridad decimos que este será un pleito que perderemos, y esto seguirá demostrándonos lamentablemente que la independencia de nuestro país es un mito. La señora Pierre los únicos méritos que posee para merecer la nacionalidad es habernos descrito como abusadores, discriminadores, esclavistas, explotadores y mil epítetos más. Ella nunca ha dicho que albergamos en lugares privilegiados de trabajo en dependencias oficiales como Salud Pública, Educación, Turismo, Obras Públicas, resorts, etc. a millares de sus conciudadanos. Nunca ha dicho que más de un 30% del presupuesto de salud se va en resolver el problema a más de un millón de haitianos que tenemos como ilegales en nuestro país, a los cuales de les atiende en forma normal, igual que si fueran dominicanos o legales. Reto a cualquiera que desmienta esto y que demuestre que se discrimina en hospitales o en los programas de salud y prevención o más aún, en las instancias oficiales y privadas donde trabajan. Entonces, pregunto yo: ¿Qué dominicana es ésta?

La única verdad en esto y el apoyo que han concitado estos hechos, es que constituye parte y continuación del plan orquestado por Estados Unidos, Francia y Canadá principalmente, de unificar y manejar la isla como una. Esto incluso se ha enarbolado como requisito sine qua non para desbloquear fondos para Haití. Estos hechos empujan hacia este objetivo y la falta de una decisión política e institucional por nuestra parte, nos llevan rápido. A partir de ahora, y ya sin maquillaje, veremos como se refuerzan estos casos y esto con la ayuda, por intereses unos, por desconocimiento otros. De no detener este plan, más pronto de lo que imaginamos veremos el despojo de lo que tanta sangre ha costado a los dominicanos, sangre derramada precisamente para librarnos de Haití, que es quien siempre nos ha subyugado y contra quien se libró la lucha independentista.

No tengo contundentes argumentos para acusar a las actuales autoridades de estar confabuladas en estos menesteres, pero la inactividad en ese sentido y el afán de los funcionarios de únicamente preocuparse por su mejoría, los involucra de manera total. Estos funcionarios, y muchos periodistas pagados, le hacen un flaco servicio a la patria y a ellos mismos, pues, y esto hay que subrayarlo: Cuando esto ocurra, la pérdida de la nacionalidad, no habrá cabeza segura sobre los hombros de nadie. Todo el que ha leído la historia podrá recordar los desmanes y asesinatos en las guerras e incursiones al través de nuestra frontera.

Es innegable que casos aislados de discriminación, explotación y miserias existen en nuestro medio, como también existen en todos los países del mundo, pero esa no es la actitud de la mayoría. Aquí se respeta la condición humana y pintamos como nos pinta la señora Pierre es una felonía y una traición.

Esta situación por la que estamos atravesando es peligrosa y se puede asegurar que lloverán las demandas de forma tal que si hoy somos 8 millones, en poco tiempo habremos aumentado en dos o más por los nacionalizados. Estas son señales premonitorias de lo que viene. Hay que llamar y dar el alerta para que las medidas para contrarrestar este plan no se hagan esperar, pues se hace tarde.

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