Señales sutiles en electrocardiogramas advierten de casos más graves

Señales sutiles en electrocardiogramas advierten de casos más graves

Washington, (EFE).- Señales sutiles de daño cardiaco descubiertas recientemente a simple vista entre horas de grabaciones de electrocardiogramas (ECG) podrían ayudar en la identificación de los pacientes con riesgo de morir pronto, según un artículo que publica hoy la revista Science Translational Medicine.

En el estudio participaron investigadores de la Universidad de Michigan (UM), el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), la Escuela de Medicina de Harvard y el Hospital Brigham and Women’s de Boston. Las conclusiones podrían ayudar a que miles de pacientes cardiacos reciban a tiempo el tratamiento que puede salvarles la vida. Aproximadamente un millón de personas tienen ataques cardiacos cada año en Estados Unidos.

En ciertos grupos de edad, más de uno de cada cuatro que sobreviven al ataque inicial mueren por complicaciones en el plazo de un año, según la Asociación Cardiaca Estadounidense.

«Los métodos actuales para determinar qué víctimas de ataques cardiacos necesitan los tratamientos más agresivos pueden identificar los grupos de pacientes con alto riesgo de complicaciones. Pero no aciertan con la mayoría de las muertes, yerran en casi el 70 por ciento de ellas», dijo Cesan Syed, profesor asistente en el Departamento de Ingeniería Eléctrica y Ciencias de Computadora en la UM.

Los investigadores usaron técnicas de exploración de datos y aprendizaje por máquina para analizar los ECG continuos de 24 horas de 4.557 pacientes que habían sufrido ataques cardiacos.

El electrocardiograma mide y muestra la actividad eléctrica del corazón. Los investigadores determinaron que las señales de ECG de muchos de los pacientes que luego murieron por causas cardiovasculares contenían patrones erráticos similares que hasta ahora se habían desechado como ruido, o simplemente no se detectaban. Actualmente, los médicos recetan los tratamientos más agresivos después de un ataque cardiaco sobre la base de varios factores incluida la salud general del paciente, su historial médico, los resultados de varios análisis de sangre y un ecocardiograma.

El ecocardiograma, que es diferente del electrocardiograma, usa el ultrasonido para obtener una imagen del corazón y medir cuánta sangre bombea en cada palpitación. Durante los meses siguientes a un ataque cardiaco los pacientes son vulnerables a la muerte repentina debido a irregularidades en el ritmo cardiaco.

Esto puede evitarse con medicamentos o defibriladores implantados que administran descargas eléctricas que retornan el ritmo cardiaco a la normalidad. Ahora, según el artículo, es difícil determinar quién necesita esos medicamentos o el desfibrilador antes de que sea demasiado tarde.

La mayoría de los pacientes que tienen desfibriladores implantados, al final, no los necesitan. Y una mayoría de las personas que mueren por paro cardiaco repentino no fue identificada como candidatos para desfibriladores con el uso de los exámenes actuales. Syed utilizó una de las herramientas más antiguas en cardiología- el electrocardiograma que se mantiene junto al paciente de ataque cardiaco internado en el hospital. Ese ECG funciona de manera continua mientras el paciente está hospitalizado.

Los médicos, normalmente, observan estos datos en «instantáneas» que duran unos pocos segundos.

Con el nuevo método, observaron las variaciones en los latidos del corazón sobre períodos prolongados, las secuencias específicas de cambio en el ritmo cardiaco y las diferencias en las señales de ECG de un paciente comparadas con las de otros con historiales clínicos similares. Los científicos encontraron que las personas con al menos una de las anormalidades tenían de dos a tres veces más probabilidades de morir dentro de los doce meses siguientes.

Y al agregar las tres técnicas a las actuales herramientas de evaluación que emplean los médicos pudieron predecir un 50 por ciento más muertes con menos positivos falsos. EFE

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