Senderismo 12-12, un recorrido desde el amor

Senderismo 12-12, un recorrido desde el amor


“Después de un día de caminata, todo tiene el doble de su valor habitual”.

G.M. Trevelyan

Cuando el autor Oliver Statler estaba haciendo su viaje alrededor de la isla japonesa de Shikoku, un sacerdote budista compartió con él lo que podría ser el punto clave del senderismo. Para el religioso, recorrer un sendero “es mejorarte a ti mismo al soportar y superar dificultades”. 

Caminar el sendero es una especie de ritual en movimiento, una renovación espiritual, pero también es una metáfora poderosa creada con el propósito de encontrar “algo” que importe profundamente al senderista, y lo guíe al próximo lugar de su vida.

Las montañas son consideradas unos de los paisajes más espectaculares del mundo. Su topografía única, y el aislamiento que ofrecen, nos ofrecen la inspiración para transformar nuestras vidas. Luego de visitar la montaña, ninguna persona sigue siendo la misma. 

Especialmente, los que vivimos en la ciudad quedamos profundamente impactados por el contacto con la Naturaleza. Lejos de todo lo que nos es familiar, somos forzados a enfrentar la verdad del viaje de nuestra alma. El senderista hace uso del consejo del filósofo griego Pitágoras, considerado el primer matemático puro: “Sal del camino, toma los senderos”.  

Tomar un sendero en la montaña es una manera de salirnos de la imposición mental, a la que estamos expuestos por la sobreinformación, y reencontrar el modo de volver a nuestros propios pensamientos. Con la preparación correcta, una ampliación de la mirada, la atención al sendero bajo los pies y el respeto hacia el camino, es posible transformar cualquier recorrido en un viaje sagrado.

Hace unas 6 semanas, uno de los participantes de Love Vision, el programa de transformación desde el amor que imparto, me propuso realizar un sendero con sus compañeros. A pesar de que mi actividad física es prácticamente nula, la idea llamó mi atención desde el principio. Ya que el grupo es la generación 12, escogimos para nuestra aventura el sábado 12 del mes 12. 

Cuando tomamos la decisión, no habíamos caído en cuenta que era el fin de semana que conmemora a las montañas desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 11 de diciembre “Día Internacional de las Montañas”. Las montañas suministran agua dulce para más de la mitad de la población y representan la mitad de la reserva de la diversidad biológica del mundo. 

Caminar marcó nuestra evolución como especie cuando nos volvimos homínidos. Por milenios, fue nuestro único medio de transporte. Hace 2,500 años Lao-Tsé dijo que “el viaje más largo empieza con un solo paso”. A pie, el ser humano fue migrando y poblando el planeta. El caminar está en la memoria ancestral de nuestros cuerpos. Más tarde llegó la domesticación de animales para traslados, después se inventó la rueda y en el siglo pasado se crearon máquinas para transportarnos de un modo más rápido.

En el medioevo, las peregrinaciones eran impuestas para hacer penitencia. En el siglo XVIII, el romanticismo propició que la gente reconectara con la naturaleza, convirtiendo el caminar en el campo en una actividad recreativa. En el siglo XIX, andar tuvo una gran popularidad entre los europeos y los norteamericanos. Se crearon clubes y se impulsó la creación de los primeros parques naturales.

Sin embargo, muchos expertos consideran que el senderismo como tal nace al finalizar la Segunda Guerra Mundial. En 1947, Francia inició un proyecto de señalización de caminos por todo el país. La iniciativa fue imitada por otros países de Europa, aportando seguridad a la práctica. Esta acción marcó el hito para el surgimiento del senderismo de forma organizada.

Tal vez, podemos encontrar las razones por las que el senderismo ha crecido tanto en el gusto del hombre contemporáneo en la biofilia, una interesante teoría psicológica dada a conocer por el conservacionista Edward O. Wilson, ganador del premio Pulitzer. Según el científico, la atracción por los ambientes naturales no es cultural, sino biológica. Él explica que nuestros antepasados de la antigüedad, los cazadores y recolectores de hace más de dos millones de años, solo sobrevivían cuando se vinculaban e integraban con la naturaleza.

Las necesidades nos ayudan a conservar la vida, la armonía, el equilibrio y la preservación. Así, para el doctor Wilson el amor por las cosas vivas es genético. El hambre de naturaleza es un impulso que necesita ser saciado del mismo modo que el hambre de alimentos. La pandemia COVID-19 mantuvo a las personas encerradas en un largo período de aislamiento social. En estas circunstancias el contacto con la naturaleza es una medicina para liberarnos del estrés, sanar nuestras emociones e integrar las pérdidas.

El naturalista estadounidense John Muir, autor de más de 10 libros decía que “en cada caminata con la naturaleza, uno recibe mucho más de lo que busca”. Además de ser beneficioso para el cuerpo físico, emocional y mental, caminar es una forma de moverse sin impacto ambiental. Como muchos ambientalistas la promueven como la mejor forma de conocer un destino, el senderismo está estrechamente vinculado al turismo sostenible. 

Aunque para muchas personas el senderismo se circunscribe a hacer con respeto una caminata en algún territorio en un entorno natural, los apasionados de esta actividad describen cuatro modalidades principales: 

1-Senderismo en la naturaleza, en la que se conocen hermosos lugares y desconocidos lugares.

2-Senderismo en la nieve, se practica en temporada invernal en aquellos países en que es posible.

3-Senderismo rápido, es la modalidad que más se acerca al deporte, por la velocidad del paso que se debe llevar.

4-Senderismo en la montaña, que se practica en lugares de mayor elevación, con pendientes y espacios estrechos, que aumentan el grado de dificultad.

Para mí, un viaje sin propósito no tiene alma. La idea de Bolívar de compartir un sendero de montaña de 12 kms, ubicado en Villa Altagracia, me pareció ideal para integrar al grupo on line de Love Vision. Como dijo el místico sufí Rumi hace más de 7 siglos: “no estés satisfecho con las historias que se te presentan desdobla tu propio mito”. Para algunos, esta sería nuestra primera vez. Kabir, el místico y filósofo de la India, escribió que “si no has experimentado algo, entonces, para ti no es real”.

Al igual que en muchas otras praxis, el senderismo está sostenido en pautas deontológicas que le han permitido sostenerse en el tiempo. La regla básica del senderismo se resume en una frase: “No te lleves nada (más que tus memorias y fotos), y no dejes nada más que tus huellas. Un senderista es consciente de que nada es suyo, aunque todo le pertenece, y busca que su presencia en la naturaleza no deje ningún impacto negativo. 

El alpinista austriaco Hermann Buhl, considerado uno de los mejores alpinistas de toda la historia, dijo: “Las montañas saben como lidiar con la arrogancia”. Si el recorrido elegido se entrega a un propósito, siempre será riguroso. El alma aprovechará la ocasión para mostrarnos lo que estamos utilizando para detener nuestro avance. Al mismo tiempo, aun el senderista más experimentado necesita tener la humildad para reconocer su pequeñez ante la magnificencia que le rodea.

El escritor y divulgador científico estadounidense Carl Sagan dijo que “hacer senderismo es una de esas cosas que sólo puedes hacer cuando tienes la determinación”. Más que esfuerzo físico, el camino desafía los límites mentales que nos hemos autoimpuesto. El senderismo implica un contacto cercano con los patrones de pensamiento que se activan para lograr nuestros objetivos y los sentimientos que afloran cuando nos vemos en circunstancias fuera de la ilusión de control en que vivimos.

Este 12-12 fue mi debut en el senderismo, pero la vivencia me permitió valorar un modo, para entrar en contacto conmigo misma, que pienso implementar dentro de mis practicas. Cada paso fue una revelación. Como lo expresó el poeta Antonio Machado: “caminante no hay camino se hace camino al andar”. 

Aunque caminemos acompañados, el senderismo es una experiencia personal. El poeta Walt Whitman lo dijo de otra manera “Ni yo ni nadie más puede recorrer ese sendero por ti debes recorrerlo tú mismo”. Mis compañeros de aventura: Bolívar, Janny, Jean Ruben, Jenny, Kira, Leo, Lorelba, María, Nadia, Nancy, Olga, Sherlin, Miosoti y mi tocaya Karina, fueron valiosas fuentes de motivación, inspiración y fuerzas para que completara el recorrido de un buen modo. ¡Gracias a todos!

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