Las poblaciones bien educadas han sido históricamente las más propensas al incremento, en cuestiones tan fundamentales como: salubridad y desarrollo, tanto intelectual como económico. En efecto, el mejor instrumento para un país salir del estado de oscurantismo y de atraso y lograr las últimas innovaciones y adelantos tecnológicos es el poseer un sistema educativo moderno, práctico y de ser posible gratuito, en donde todos los actores involucrados tengan las mismas oportunidades para desplegar sus aptitudes.
En virtud de lo anterior, nos unimos a todos aquellos que se han manifestado opuestos a la decisión del ministro de Educación, profesor Melanio Paredes, en la contratación y posterior impresión de los Textos Integrados a ser utilizados en los primeros cuatro cursos de educación elemental, por ignorar la potencia cognoscitiva de nuestro idioma español en la posterior formación educativa de los infantes. El haber sido los textos integrados confeccionados por técnicos foráneos, soslayando la capacidad y práctica de nuestros peritos en la materia, ha traído como consecuencia que elementos básicos en la educación primaria en lo referente a nuestra cultura, sean ignorados, tanto por los educandos como por los educadores.
El otorgar sin licitación y consulta un contrato de 5.2 millones de dólares a una empresa mexicana, violando la Ley 340-06 sobre Compras y Contrataciones, Bienes, Servicios, Obras y Concesiones, la Ley General de Educación y sin el consentimiento del Consejo Nacional de Educación, es una acción que debió ser sancionada por el señor Presidente de la República con la destitución del cargo, o si en nuestro país existiese la cultura de la dignidad, ante la avalancha de críticas, el señor ministro debió renunciar. Pero eso en nuestro país, es como pedirle peras al olmo.
Ante el hecho consumado, el señor Presidente de la República quiere sacarle las castañas del horno al Ministro y ordena la conformación de una Comisión para analizar los textos integrados que ya el ministro, mutuo propio, había ordenado la impresión de los mismos. La pregunta obligada es: ¿Y si la Comisión decide rechazar estos textos integrados, quién retribuirá los 5.2 millones de dólares?
En los textos integrados confeccionados por técnicos mexicanos, se echa a un lado la enseñanza de la lengua española para privilegiar a los niños haitianos incorporados en nuestro sistema educativo. También, la historia patria ha sido desnaturalizada al incluirse hechos universales que se debieron impartir en otros niveles.
La renuncia del intelectual y educador Andrés L. Mateo es un duro golpe para el equilibrio y el buen desempeño de la Comisión. Entendemos y siempre lo hemos preconizado, que los pleitos se echan desde adentro y no al margen. Por eso, aunque su posición hubiese sido aplastada por los miembros gubernamentales que en mayoría componen dicha Comisión, la voz siempre autorizada de Mateo en la defensa de los mejores intereses de la educación pública, hubiese sido un baldón para aquellos mojigatos que le hacen coro al Ministro. Andrés, por favor, reconsidera esta renuncia e intégrate a sabiendas que te aplastaran, pero los que apreciamos las acciones defensoras de nuestra idiosincrasia, valoraremos esa gallardía incorruptible.