Señor Presidente

Señor Presidente

Permítame dirigirme a usted, nuevamente, esta vez para felicitarle por sus precisas declaraciones relacionadas con la corrupción, aparecidas en el periódico Hoy de fecha 1° de mayo en curso.

La verdad es que las mismas no me extrañan, porque su posición con relación al tema está de acuerdo con los considerandos de su Decreto No. 200-98 de fecha 29-05-08 y con los de la Ley 340-06 promulgada por usted.

Ahora bien, como estoy consciente de que es imposible que usted conozca todos los pormenores de la Ley, debo recordarle que en la 340-06 se crea un Órgano Rector que está llamado a vigilar su cumplimiento. Incluso, en el artículo 65 se contemplan sanciones para los violadores, que incluyen hasta el encarcelamiento.  Así como también que para tales fines existe la DPCA, la Comisión de Ética, etc., Es decir, que existen muchos organismos llamados a luchar por el respeto de esa ley.

De manera pues que, aunque su intención de crear comisiones de Ética en cada departamento, aunque parece una buena medida, creo no sería necesario, ni funcionaría en la práctica, porque los titulares de esos departamentos no le harían caso a sus recomendaciones, tal y como ha ocurrido en Obras Públicas.

Por otra parte, es importante advertir que la corrupción que se produce con el Grado a Grado es muy difícil, por no decir imposible, de detectar porque las comisiones se entregan en efectivo, sin recibo y sin ningún tipo de comprobante como tampoco en el caso de los testaferros.

Es por ello que todo parece indicar que lo que procede en este caso es olvidarse de lo ocurrido hasta ahora y tal y como usted lo precisa en sus declaraciones, lo importante ahora es “Prevenir” lo que se consigue simplemente obligando al cumplimiento de dicha ley.

Quizás convenga aclarar, para despejar dudas, que mi posición es estrictamente institucional y no de conveniencia personal, como han planteado los adictos al Grado a Grado en múltiples ocasiones, ya que el sistema moderno de concursar en base a programas de computadoras y, por mi edad, me saco de competencia.

Finalmente, Señor Presidente, tal y como le expresé en mi escrito anterior sobre el tema, la situación económica y moral del país exige que usted tome el toro por los cuernos Ahora o nunca.

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