Señor Presidente: ¿Hasta cuándo?

Señor Presidente: ¿Hasta cuándo?

Hasta la fecha, la República Dominicana es un país en donde la minería no produce ni aluminio, ni cobre, tampoco metales no ferrosos; y sin embargo, de acuerdo a las estadísticas del centro CEI-RD, se exportan alrededor de 120 millones de dólares de esos minerales.  ¿Cómo se produce este fenómeno que podríamos calificar de milagroso?  Permitiendo que unas pocas de las denominadas “metaleras” tengan luz verde para comprar todo los metales que les roban a las compañías telefónicas, de electricidad o simplemente a las estructuras de servicios públicos. Veamos.

   Debemos consignar, que en esta ocasión no nos referiremos al robo de cables del tendido eléctrico, ni tapas de alcantarillas, en donde más de una persona ha perdido la vida o ha quedado con traumatismos permanentes para el resto de sus días. No amigos lectores, nos vamos a centrar en hechos insólitos que han ocurrido en los últimos meses y que todavía nuestras “eficientes” autoridades gubernamentales, no han podido o querido identificar a los compradores.

   Primer hecho insólito:  robo de las estructuras metálicas del puente El Cajüilito, en donde  los rolos y las placas metálicas sustraídas  pusieron al borde del colapso el puente, siendo las mismas halladas e identificadas en una metalera de Haina.  Posteriormente, dado el daño severo causado, el puente tuvo que ser demolido y construido otro en su lugar.  Sin embargo, el propietario de la susodicha metalera, ni siquiera fue conminado a pagar el costo de la nueva estructura, lo cual hubiese sido un precedente positivo para desalentar a los que cometen este tipo de delito.  Es más, todavía no se conoce el nombre del dueño de la empresa que, se supone, debe gozar de la protección de altos funcionarios del Gobierno.

   Segundo suceso inaudito:  desaprensivos desmontaron las tuberías galvanizadas del acueducto de Jamey, en la provincia de San Cristóbal, dejando sin el preciado líquido a más de 20,000 familias.  Hasta ahora, todo ha quedado en una nebulosa y nuestros investigadores de la policía, tan eficientes para algunas cosas y tan desinteresados para otras, no terminan de apresar a los culpables de tan execrable acción.

   Tercer incidente, no sólo increíble, más de alta peligrosidad.  Un haitiano y un dominicano iniciaron el desmonte de una torre de 69,000 voltios en la provincia de Puerto Plata, acción que afortunadamente fue detectada in fraganti.  No nos imaginamos lo que hubiese sucedido si dicha torre se desploma y ocasiona un desastre  de graves proporciones en el suelo, ya que se trata de una línea de alto voltaje.

   Siéntese y respire hondo, que el siguiente acontecimiento sólo puede ocurrir con la franca complicidad de las autoridades.  En el puente Mauricio Báez, sobre el río Higuamo, ladrones con seguetas cortaron ocho postes de aluminio del alumbrado.  Esta acción debió ser observada por múltiples viandantes, pero como en nuestro país no se le hace caso a denuncias, los cacos siguieron con su “abundante producción de la mina de aluminio del Higuamo”.  Con anterioridad, a este puente le habían sido sustraídos todos los paneles solares que alimentaban durante la noche a las luminarias del puente.

   La nueva ola de saqueos lo constituyen los barrotes de la cerca perimental del Jardín Botánico.  En su labor de rapiña, ni los muertos se salvan.  En los cementerios se desaparecen, no sólo las puertas de hierro, sino las cruces de metal, así como los candados y cadenas que tienen los panteones.

   Alí Babá y los 40 ladrones aquí serían unos aprendices, ya que las tácticas y mañas de nuestros maleantes, los hubieran hecho merecer de una pensión de parte del Estado para impedir una competencia desleal entre ellos.

   Señor Presidente, estará esperando usted que un día amanezca su Palacio Presidencial sin la imponente verja de hierro que tiene, para emitir el Decreto que le ponga un alto y prohibir la exportación de metales, so pena de ser culpado de todos los desmanes que se cometen en este ilícito y productivo negocio, en donde los exportadores no suministran la materia prima sino los despojados. 

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