Señor Presidente, no lo construya

Señor Presidente, no lo construya

Teleférico de Los Alcarrizos no tiene sentido; es mejor extender el Metro

Cuando se inició la construcción del Metro de Santo Domingo escribí una entrega dando loas a esa decisión, alegando que toda gran ciudad debe tener el tipo de transporte, según sus necesidades.

El concho, motoconcho o voladora, son medios de locomoción para una ciudad aldea como era la ciudad de Santo Domingo hace unos veinte años.

En aquella ocasión, el ingeniero Roque Napoleón Muñoz (Polón), me contestó en este mismo rotativo y me enrostraba la falta de visión, ya que, según su parecer, había otras cosas más necesarias en la ciudad que ese tren subterráneo. Le contesté, los que vivimos en el exterior por largos períodos como en mi caso, el transporte más barato, preciso, rápido y seguro, era necesariamente, en inglés: Subway, Underground o Metro y al correr del tiempo, este sistema me ha dado la razón.

En la época del doctor Balaguer, este a pesar de su ancianidad y graves problemas de visión, tuvo la percepción, conforme le informaban del crecimiento de Santo Domingo, ordenar la construcción de las grandes avenidas que hoy, al menos, alivian el tránsito congestionado de la ciudad, verbigracia la 27 de Febrero, John F. Kennedy, Luperón, Jiménez Moya/Winston Churchill; Mirador Sur, Charles De Gaulle, Jacobo Majluta y para no seguir, Abraham Lincoln.

Entonces, el profesor Bosch en una de sus charlas aseguró que Balaguer está construyendo obras suntuosas. Entonces nos preguntamos ¿Qué sería de la capital, si aquel líder casi ciego no hubiese tenido la visión del futuro y pensó en grande? Hoy, gracias a él, la maraña de congestión vehicular, todavía es manejable.

Pensar en grande es saber que las cosas no son estables y que el futuro es indetenible. No obstante nuestro país ser pobre y la población de escasos recursos, el número de vehículos que circulan en la ciudad es mayor que otras ciudades latinoamericanas, inclusive algunas con mayor número de habitantes.

Ahora, con la invasión de los automóviles denominados Sonata, los ciudadanos de menos ingresos acuden a su compra, ya que su valor es a veces menor que el de una motocicleta y las facilidades de pago son tales, que nos atrevemos a decir que hasta los indigentes están montados.

Como no se tenía todavía seguridad del incremento de su servicio, los andenes de las estaciones del Metro fueron construidos pensando en “chiquito” y solo albergan tres vagones. Hoy se determinó que los convoyes debieron tener 6 vagones, lo cual implica, agrandar las plataformas de las estaciones que suponen un gasto excesivo. Se debió planificar originalmente 6 vagones, que es la cantidad mínima que hemos observado en grandes ciudades.

El Gobierno anterior, con esa misma visión estrecha que tuvo al construir el Metro, dejó planificada la construcción de un cable vía desde Los Alcarrizos hasta la estación del Metro en el Km. 9 de la Autopista Duarte.
Esta cabina/cable tendría una capacidad de 10 pasajeros, como el mal llamado teleférico que tiene un recorrido desde la estación Eduardo Brito, hasta la estación de Gualey.

Al parecer, las actuales autoridades no se han percatado o no han querido percatarse, el inmenso tráfico que existe desde el Km. 22 hasta la ciudad, teniéndose que, entre las 5:00 y 9:00 a.m., adaptar un carril en vía contraria para reducir el tiempo y las aglomeraciones de vehículos que vienen desde el Cibao hacia la Capital.

Este tipo de cable vía es definitivamente el usual para subir patinadores en las altas montañas de estaciones para esquiar, o subir a cimas como la loma Isabel de Torres en Puerto Plata. Para que nuestros gobernantes analicen el futuro fracaso de este proyecto, nada más verse en el espejo del teleférico de Caracas, que tiene más de 40 años abandonado por ser inoperante.

Establecer un “teleférico” que, aunque sea alimentado por cientos de cabinas, la lentitud es constante, ya que gran mayoría de los viajeros son personas de edad, que no tendrían la movilidad ni la agilidad ni la celeridad, para subir a las cabinas de tránsito continuo y, por lo tanto, se armarían congestionamientos vehiculares.

La razón debe imponerse. Desde Los Alcarrizos hasta el Km. 9, lo más práctico es un Metro que movería millares de personas y propiciaría que muchos ciudadanos de ese enorme conglomerado dejen sus automóviles en estacionamientos construidos para tales fines y se monten en el tren, más rápido y más barato, ya que los tapones, aparte de hacer perder hora/hombre, incrementan el consumo de combustible en los vehículos.

Ahora bien, sugerimos que el mismo no sea subterráneo, sino aéreo como el que se inicia en Villa Mella (estación Mamá Tingó), hasta la entrada de la ciudad. Estamos seguros, que el Gobierno que preconizó el CAMBIO, innovará esa entelequia por el tren con mayor rapidez, volumen de pasajeros y economía en el pasaje.

Señor Presidente, tome una decisión sabia: “No lo construya para que no tenga más adelante que arrepentirse y nosotros recordarle: SE LO ADVERTÍMOS.

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