Las estadísticas ya no nos estremecen. Nos hemos vuelto expertos en contar muertas, en traducir vidas truncadas en cifras de boletines. Sin embargo, en cada dato hay una casa de luto, una niña sin madre, una comunidad que vive con el dolor de las ausencias. Mientras, el tiempo sigue avanzando sin que la justicia alcance a las mujeres. Y me pregunto y le pregunto:
Señor Presidente, ¿y las mujeres pa’ cuándo?
Y no, no es consigna. Es una deuda que lleva décadas acumulándose en los cuerpos y las historias de millones de mujeres dominicanas. Y también, Señor presidente, es una oportunidad histórica, porque estamos frente a un gobierno que ha dicho creer en la institucionalidad, en la transparencia, en la democracia basada en derechos. Y en ese marco, queremos creer que usted, Presidente Abinader, puede ser recordado como el presidente que dio el paso firme y valiente por la igualdad.
Durante su campaña, usted apoyó públicamente la inclusión de las tres causales en el Código Penal. Lo hizo con la claridad de quien comprende que gobernar con visión implica también tener memoria y coherencia. Hoy, más que nunca, es momento de honrar esa palabra. Porque las promesas de campaña son pactos éticos con la ciudadanía.
Un Código Penal sin causales no es un avance, sino un retroceso aún más severo que el texto obsoleto que aún nos rige. Es legislar desde el miedo y la omisión, y dejar claro, clarísimo, que el Estado está dispuesto a abandonar a las mujeres justo cuando más lo necesitan. Las causales no imponen ni obligan. Las causales permiten elegir. Y elegir es la base misma de toda democracia verdadera.
No hay desarrollo sin derechos. No hay modernidad y mucho menos justicia si más de la mitad de la población sigue sin poder tomar decisiones sobre su propia vida y su propio cuerpo. Y no hay ética posible en un país que obliga a niñas violadas a parir, que criminaliza la decisión médica de salvar una vida, o que impone la maternidad en embarazos sin viabilidad fetal.
Presidente, este es un llamado desde la esperanza.
Porque usted ha demostrado que se puede gobernar con reformas y con institucionalidad. Que se puede liderar sin recurrir al autoritarismo. Que es posible construir sobre la base de consensos éticos. Y eso mismo le pedimos ahora: no deje fuera a las mujeres. No permita que se apruebe un Código que legitime la discriminación o cierre la puerta a los derechos de las mujeres.
Un país que avanza es un país que protege a todas sus ciudadanas. Que respeta la pluralidad, que no castiga las decisiones difíciles, que honra la vida con hechos y dignidad.
Las mujeres no pedimos privilegios. Exigimos lo justo.
Decidir sobre nuestros cuerpos. Vivir sin miedo. Caminar sin ser juzgadas. Existir sin ser violentadas.
Y lo hacemos desde el profundo anhelo de la democracia que queremos: viva, incluyente y reparadora.
Señor Presidente, aún estamos a tiempo.
Permítase dejar un legado que no se mida solo en cifras y porcentajes económicos, sino que se exprese en vidas más libres, dignas y plenas. Pase a la historia como el Jefe de gobierno que se atrevió a ver de frente a su gente y le cumplió sin titubear. Confirme y demuestre que usted es constructor y soporte de la justicia social dominicana.
Un país donde las mujeres pueden decidir es un país donde todas las personas pueden vivir con dignidad.
Presidente Abinader, en sus manos está que ese país pueda ser el nuestro.