El físico alemán Hans-Peter Schlenvoigt prepara una cámara en vacio para un experimento en el Instituto de Electrónica óptica y cuántica en la Universidad de Friedrich Schiller en Jena. EFE/Jan-Peter Kasper
La sensibilidad electromagnética puede provocar fibromialgia, fuertes dolores de cabeza, vómitos, fatiga crónica, insomnio, o alteración de la concentración.
Este trastorno, cuyos signos aún no han sido definidos como una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuenta sin embargo con una resolución europea, la 1815, que se hace eco del tema.
En esta resolución se recomienda a los estados miembros del Consejo de Europa que tomen medidas razonables para reducir la exposición a los campos electromagnéticos, especialmente a las radiofrecuencias emitidas por las telefonías móviles y en particular a la exposición en niños y jóvenes.
También pide la resolución que se preste especial atención a las personas “electrosensibles” que sufren de un síndrome de intolerancia a los campos electromagnéticos y que se introduzcan medidas especiales para protegerlos, incluida la creación de zonas libres de onda no cubiertas por la red inalámbrica.
La sensibilidad electromagnética tiene ya tratamiento de discapacidad en Suecia, y en Austria han establecido directrices para su tratamiento, mientras que Francia prohibió hace unos años redes de wifi en las guarderías.
Sensibilidad electromagnética: mujeres, niños y mayores
Para Joaquim Fernández Solá, médico del Hospital Clinic de Barcelona y experto en el diagnóstico de enfermedades de Sensibilización Central, como la electrohipersensibilidad o la sensibilidad química múltiple, se trata de un trastorno que se produce esencialmente por una disfunción del cerebro, y afecta más a mujeres, niños y adolescentes, personas mayores o pacientes con enfermedades crónicas como el cáncer.
La sensibilidad electromagnéica es un trastorno, esto quiere decir, explica, que se presenta como un conjunto de síntomas y signos aún no definidos como una enfermedad por la Organización Mundial de la salud (OMS) , “pero que en términos prácticos es equivalente”.
“Hay personas que son más sensibles que otras cuando se exponen o están cerca de campos electromagnéticos normales, como a los que nos enfrentamos todos en nuestro día a día, y no estoy hablando de altas frecuencias”.