Separar la paja del grano

Separar la paja del grano

Los gobiernos suelen ser reflejos del partido que lo configura, a veces, más que el partido, la impronta y forma de su discurrir se lo impone el estilo o temperamento de quien lo preside. El presente gobierno es un buen ejemplo de ese aserto, porque discurre en medio de la ambigüedad, la  indefinición y del tacticismo que ha marcado la trayectoria política, el  carácter y temperamento de de quien lo preside: Danilo Medina.

La primera acción importante de este fue su esperanzador discurso de investidura, decepcionando de inmediato con la integración de su gabinete, la segunda acción de trascendencia fue su discurso de rendición de cuentas, donde en nombre de la recuperación de los recursos naturales dio un ultimátum a la Barrick Gold, pero una semana después anuncia la carretera Santiago-San Juan, cuyo trazado proyectado sería catastrófico para la Cordillera Central, está considerada como nuestro más preciado recurso natural y madre de nuestras aguas.

Hace aprobar una reforma fiscal, justificada porque encontró la economía devastada, sin recursos para gobernar, pero hasta el momento el Ministerio Público no ha dicho quienes ni cómo se produjo ese déficit, al tiempo de guardar silencio sobre las denuncias, pruebas en manos, de varios juristas de que en ese engendro se violaron decenas de leyes sustantivas y adjetivas.

Desmantela la estructura mafiosa que desde Palacio importaba productos agrícolas para competir de manera desleal y privilegiada con productores de diversos rubros, a quienes se les condujo a la quiebra sin que hasta el momento el Ministerio Público haya llevado a los tribunales a ninguno de los integrantes de esa estructura. Con ese desmantelamiento y con su condena al contrato con la Barrick, de hecho, Medina incrimina al ex presidente Fernández, quien fuera su propulsor y justificador.

Dijo que bastaba el rumor público contra la seriedad de algún funcionario, para que éste tuviera que probar su inocencia, pero siguen las denuncias de nepotismo, del mal uso de los recursos públicos y de opacidad en el manejo de los recursos mineros. También, que establecería la cantidad de vice ministros que por ley puede tener cada ministerio, en muchos casos la ha reducido, pero sólo cambiando la categoría de éstos, pero devengando su mismo sueldo, una suerte de nominilla partidaria.

Hace gestos estimulantes en las relaciones con Haití, pero en la repartición de cuotas de poder a partiduchos aliados, mantiene la importante Dirección de Migración en manos de un grupúsculo nazi/xenófobo, que en convivencia con la Junta Central Electoral mantienen en un  limbo jurídico e inhumana muerte cívica, a miles de nacionales dominicanos de origen haitiano, aberrante hecho que nos ha costado justificadas condenas jurídicas y morales en organismos internacionales.

En ese estado de ambigüedad e indefinición, sin establecer un claro régimen de consecuencias, discurre la presente administración peledeísta, ahora queriéndose sostener con golpes de efectos “nacionalistas” que apoyan algunos de sus intelectuales, lo cual podría ser caldo de cultivo para un neopopulismo de derecha para afianzar un gobierno, cuyo Ministerio Público se empecina a evadir su responsabilidad de hacer justicia a los desfalcadores de los dineros públicos.

Es tiempo de que aprendamos a separar la paja del grano.

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