SÉPTIMO ARTE
Desnudando La Soga

<STRONG>SÉPTIMO ARTE<BR></STRONG>Desnudando La Soga

Su corazón era puro. Pero la tragedia fue más fuerte que su esencia.  Todo fue por culpa de la muerte. Ella, vestida de crueldad, le llevó a recorrer sórdidos caminos e hizo de aquel niño tierno un hombre casi sin hiel.

 Ver morir a su padre, ultimado por un traficante de drogas, llenó sus manos de sangre.  Al verle, convertido en sicario al servicio de un jefe de policía corrupto, nadie queda indiferente. Son muchas las preguntas que surgen al conocer la historia de Luisito, un hombre hecho a pulso por el sistema, ese que con tanto tino cuestiona  la película La Soga, que se presentará en los cines de la República Dominicana, Puerto Rico y Estados Unidos a partir del 12 de agosto.  

Son esas interrogantes, sin embargo, las que hacen que La Soga sea una película distinta a todas las que se han hecho bajo factura dominicana. Y es que, tal como señala su guionista y protagonista, Manny Pérez, esta es una historia que refleja lo que está sucediendo en el país.

Tras explicar que duró diez años afinando el guión, Pérez cuenta que escribir La Soga le llevó tanto tiempo porque a cada momento surgía algo nuevo.  Una de las experiencias que más le marcó fue la que vivió hace dos años cuando  fue de vacaciones a su natal Baitoa, en Santiago, y vio cómo un sicario mataba, con completa impunidad, a un amigo suyo que había sido deportado de los Estados Unidos y vendía drogas.

Esa escena, que culmina cuando el sicario tira a su amigo asesinado en una camioneta y lo pasea por el pueblo, es una de las primeras que verán en La Soga. “Yo me quedé pensando quién es ese monstruo que tiene licencia para matar y mató a una persona que yo conozco. Comencé a averiguar y en verdad que en ese tiempo había sicarios o policías con licencia para matar. Y todos  tienen apodos:  uno es Tablita, otro Rocky Cañón… apodos de la calle”.

Aunque Luisito es ese “monstruo”, Pérez le dio alma y corazón. El personaje, hijo de un carnicero, al final conmueve. “Al comenzar tú odias a esa persona y al final tú te enamoras de él; en verdad  es un héroe”.

Ay, los generales.   Uno de los personajes fundamentales de La Soga es el general Colón, interpretado por Juan Fernández, un cálido y simpático actor que no tiene nada que ver con el hombre que hizo de Luisito el asesino en el que se convirtió.

Ese general, que en principio tenía la “noble” visión de usar a Luisito para erradicar a todas las lacras que dañan al país, terminó mandando a matar sólo a los que no le pagaban un peaje. Al presentar esto,  Pérez lanza un claro mensaje: sin importar el porqué, no hay manera de justificar la corrupción.

También cuestiona cómo  se enriquecen los policías aquí. “Hace un par de años atrás yo leía que había cincuenta mil generales que son ricos y no entiendo por qué (porque roban, susurra Fernández)”.

Mera coincidencia.   Aunque La Soga se estrene justo después de Paya, Figueroa Agosto o el escándalo de los sicarios de Santiago, todo es cosa del azar. Pese a ello, cada episodio del narcotráfico local le da más vigencia a esta película. “Lo que está pasando en el país y que La Soga salga ahora es pura coincidencia. Pero te digo que cuando estaba haciendo mi test screening invité a gente de sitios diferentes para oír sus opiniones para cuando yo estuviera editando la película darle un toque diferente; invité gente de México, Colombia, China, Chile, Africa y todos dicen lo mismo: esa corrupción es peor en mi país. Esto no es un tema dominicano, es un tema universal”.

“Creo que ahí está el detalle de la película y por eso le ha gustado a la gente:  porque le toca un lado humano; no sólo es acción y drama, es algo puro de lo que está pasando en el mundo”.

En cuanto al momento, lo que lamenta Pérez es que la realidad que empezó a plasmar hace diez años no haya cambiado todavía.

El niño de ayer.   Un pequeño niño desnudo, con la barriga llena de lombrices, irrumpe en la pantalla. Quien le ve no puede imaginar que esa es la imagen de   Manny mirándose en el espejo del pasado. Hoy, a la distancia de varias décadas y de haber emigrado de Baitoa en 1979 con 11 años, es el futuro de esos niños el que le preocupa. 

“Cuando  yo salí de mi Baitoa el agua llegaba dos veces a la semana; la electricidad, tres veces a la semana. Hoy está todo peor. ¿Dónde está la justicia, dónde está la diferencia, dónde está el cambio?”, se pregunta al tiempo de resaltar  que mientras eso sucede en su campo en  Santo Domingo hay un metro.

En aras de que exista un verdadero cambio,  y a pesar  de ser un actor que ha filmado muchas  películas  en Hollywood, Pérez seguirá mostrando la realidad dominicana en la gran pantalla.

“He llegado a un punto de mi carrera en que quiero hacer historia sobre mi gente,  historia criolla, sobre mi pueblo, sobre lo que está pasando aquí”.

Su próximo proyecto, avanza, comenzará a cobrar vida a partir de marzo del 2011.

Esta historia, rodada en la Zona Colonial, será al estilo de “Angel Heart”, en la que habrá una mezcla de corrupción, santería y otras especies parecidas.  

Antes de esa película, sin embargo, hay otro proyecto que filmará en noviembre en México y narrará la vida de un boxeador mexicano. La idea de ello es mostrar el porqué de la violencia que hay en México.

Los premios.  Nosotros la descubrimos ahora. Pero La Soga ya había sido atada con éxito en algunos festivales de cine. De hecho participó en los festivales de Toronto y Los Angeles. Además  ganó  el premio a la mejor película en el  Festival de Cine Funglode. Como si eso   fuera poco, hay otra película escrita por él, «Forged”, que  ganó este año el premio a la mejor película en el Festival de Cine Latino de Nueva York.

Todo esto, sin embargo, para él es increíble. Quizás  sea por su  humildad o, tal vez, porque aún no ve lo  que ha hecho.

En síntesis

Las tres caras de la “maldad”

Manny Pérez, Juan Fernández y Alfonso Rodríguez representan tres caras distintas dentro del oscuro mundo del sicariato y la corrupción.

“Los tres tienen caras fuertes, tienen personajes y caracteres muy fuertes, los tres hemos hecho papeles súper violentos “, explica Fernández al  hablar de sus representaciones en  La Soga.

Esa maldad, a su juicio, no es total. Y es que para Fernández, aunque a veces no se vea, está muy claro que en todo ser humano hay una dualidad.

De los tres personajes, tal como señalan Fernández y Rodríguez, el de Manny es el que más se acerca a la bondad. Fernández dice, incluso,  que en Luisito se refleja la pureza del corazón de Pérez.

Pero Alfonso aterriza el tema. Y nos habla de cómo esta historia tiene nombres propios. “Los que están reflejados ahí son los generales de los 12 años (los Ney Nivar Seijas y Pérez y Pérez), los de Jorge Blanco (Cuervo Gómez); son los mismos de ahora. Guillermo Guzmán, ¿qué es lo que está haciendo? Matan aquí, culpan a éste, lo meten preso; aquí nada más caen presos los chiquitos, los machepas, los que no pueden defenderse”, afirma Alfonso.

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