Fueron sepultados en el cementerio Cristo Redentor los restos de una de las primeras jóvenes mujeres que se organizó el Partido de la Liberación Dominicana, Cristina Isabel Roques Espínola, tras padecer una enfermedad Terminal contra la cual lucho por más de diez años.

Al ofrecer el panegírico, el doctor Euclides Gutiérrez Félix expresó que no existen calificativos suficientes en la lengua castellana para reconocerle no solo sus virtudes y cualidades extraordinarias, sino sus meritos excepcionales de amor y responsabilidad en todos los compromisos asumidos en su vida.

Reveló que Cristina Isabel fue de las primeras jóvenes que estuvieron juntos al profesor Juan Bosch en la Fundación del Partido de la Liberación Dominicana en el año de 1973, quien recibió tantos afectos y reconocimientos por su valor, hacendosa y entrega al PLD, que el mismo fundador del PLD la llamó como  “la flor del partido”.

Gutiérrez Félix recordó que fue en su modesta casa que se celebraron las primeras reuniones del Comité Político del PLD y que también Bosch, quien era un intelectual de las letras y uno de los más grandes políticos de América,  la calificó como la persona que mejor redactaba un acta de las reuniones de organismos de base del partido, las cuales incluso conservaba.

Gutiérrez Félix expresó que siempre profesó un cariño fraternal a la fallecida, a quien siempre consideró como su hermana menor. Resaltó las excelentes cualidades que como amiga, compañera, madre, esposa y abuela supo asumir con gran valentía y responsabilidad, a quien, a pesar de las dificultades de la vida, nunca la entristeció ni mostraba mal carácter.         

Gutiérrez Félix, con muestras de emotividad, dijo que el fallecimiento de la señora Cristina Isabel Roques Espínola le lacera lo más profundo de sus sentimientos y la consideró como un ejemplo al más alto nivel de su conducta, de la mujer dominicana.

Los restos de la señora Roques de Espínola fueron velados en la funeraria Blandino de la avenida Abraham Lincoln, donde asistieron familiares, amigos y compañeros de partido. Le sobreviven su viudo, Hernán Espínola Fernández, sus hijos Hernán Espínola Roques, Marianela Espínola Roques y su nieta Liza Marie Espínola Isa. Asimismo, sus  hermanos José, Euripides, Rolando y Carmen Elsa Roques.