BUENOS AIRES (AFP).- Los tres jóvenes asesinados en Argentina por un compañero de colegio secundario en la ciudad de Carmen de Patagones (sur) fueron sepultados este miércoles después de un multitudinario velatorio, mientras los cinco jóvenes heridos, uno de ellos grave, evolucionan favorablemente.
Después del horror, Carmen de Patagones, una tranquila ciudad de 30.000 habitantes del sur de la provincia de Buenos Aires, despidió a las dos muchachas y a un joven, de entre 15 y 16 años, baleados el martes por un adolescente de 15 años de nombre Rafael en la escuela de enseñanza media Islas Malvinas.
El secretario de Salud de la municipalidad (comuna) de Carmen de Patagones, Alejandro Villamur, informó el miércoles que los heridos se recuperan.
Villamur precisó que Rodrigo Torres, de 15 años, el caso más grave, con tres balazos en tórax y abdomen, experimentó «una mejoría importante».
En tanto, Natalia Salomón (15) «estaba fuera de peligro» y Pablo Saldías (15) «evolucionaba favorablemente» de los impactos en el abdomen que habían recibido, indicó la fuente.
Los tres fueron operados en el hospital de la vecina ciudad de Viedma, en un establecimiento de mayor complejidad al que fueron trasladados desde Carmen de Patagones por la gravedad de sus heridas.
Por otro lado, los jóvenes Cyntia Casasola y Nicolás Leonardi se recuperaban de sus heridas leves en un hospital de Carmen de Patagones.
En tanto Rafael -alias «Juniors»- compareció ante la jueza de menores de la ciudad de Bahía Blanca (685 km al sur), Alicia Ramallo, informó el comisario Adrián Otero.
Otero dijo que el adolescente «durmió tranquilo toda la noche, comió poco, no pidió nada» y «cuando lo trasladaron al juzgado se mostró «taciturno y apesadumbrado» y no hizo ningún comentario.
Rafael estuvo detenido con vigilancia permanente y fue entrevistado por médicos, psiquiatras y psicólogos, aunque no recibió ninguna llamada de su familia, reveló el comisario.
Los padres del muchacho -un suboficial de la Prefectura Naval (policía guadacostas) y una empleada doméstica- fueron trasladados a Bahía Blanca por pedido de la jueza Ramallo, quien pretende interrogarlos, en especial sobre cómo llegó el arma reglamentaria de su padre a manos del muchacho.
El asesino usó el arma de su padre, una pistola Browning 9 milímetros de las fuerzas de seguridad.
En medio del silencio y el estupor, los cuerpos de los tres jóvenes fueron velados entre la noche del martes y el mediodía del miércoles en la cancha de fútbol de un club local.
Los compañeros de las víctimas se mantuvieron firmes junto a los ataúdes que fueron cubiertos con ramos de flores y tarjetas de despedida.
«No los vamos a olvidar», «Siempre van a estar con nosotros», rezaban algunas de las leyendas dejadas por los adolescentes.
Durante el velatorio también se registraron escenas de tensión, cuando una persona, supuestamente familiar de una de las víctimas, amenazó con un arma a un fotógrafo y agentes de seguridad solicitaron el retiro de reporteros gráficos y camarógrafos.
El hecho, de características inéditas en el país, originó un debate en la sociedad sobre la violencia y el acceso de menores de edad a las armas.
El ministro de Educación, Daniel Filmus, enfatizó que «la escuela debe ser resistente a la cultura de la violencia» al referirse a la jornada de reflexión sobre la masacre que tenía lugar el miércoles en todo el país.
En rueda de prensa, el ministro se manifestó contrario al uso de detectores de metales en los establecimientos educativos.
«En ninguno de los países que uno conoce estos mecanismos dieron resultado. Se instalaron los detectores pero ya no se usan mayoritariamente», sostuvo.
También anunció que es inminente la puesta en marcha de un ente denominado Observatorio de Seguimiento de la violencia escolar.