Si alguien quisiera conocer a quien en vida se llamó Mario Álvarez Dugan (Cuchito), basta con ver su tumba: sencilla, sin lujos ni vanidades que encubren poses y frivolidades.
Pero si faltasen otros detalles para entender el legado que deja este periodista a sus familiares, amigos y compañeros de trabajo, quizás sea suficiente saber que sus hijos lo despidieron con aplausos.
Mario Álvarez Soto pidió a los presentes ese adiós poco convencional porque entendía que, más que llorar, debían celebrar por haberlo tenido como padre, amigo, guía y referente moral.
Durante el sepelio, realizado ayer a las 12:00 del mediodía en el cementerio Cristo Redentor, sus familiares agradecieron a los presentes el haberlos acompañado en esas horas de dolor, y sobre todo las manifestaciones de respeto hacia su difunto padre, quien hasta el día de su muerte se desempeñó como director de HOY.
Jaime Álvarez Soto destacó los valores humanos y profesionales de su progenitor, resaltando el deber que tienen ahora sus hijos de mantener la unidad familiar por la que éste siempre luchó.
Al advertir que violaría los principios de don Mario, en el sentido de su desapego al protagonismo, le dio la palabra a Mercedes Castillo, presidenta del Colegio Dominicana de Periodistas (CDP), quien ponderó sus méritos profesionales y morales.
En nombre del CDP queremos expresar nuestras sentidas condolencias a los familiares de don Cuchito, un destacado periodista ejemplo de profesionalismo y honestidad, por eso el periodismo está de luto. Paz a sus restos, dijo Castillo.
El apoyo de doña Matilde. Emil Álvarez Soto consideró oportuno el momento para reconocer la entrega y el sacrificio de su madre, doña Matilde Soto viuda Álvarez, de quien dijo fue el gran soporte de don Mario.
Siempre escuché decir a los amigos de mi padre que él era un hombre inteligente. Yo creo que la principal inteligencia de papá fue marcada hace aproximadamente 59 años cuando escogió su novia, hoy su esposa… porque sin mamá definitivamente nosotros no hubiésemos disfrutado a papá durante tanto tiempo.
En nombre de sus compañeros de HOY. Nelson Marrero, subdirector de Hoy, le dijo adiós a don Mario con palabras entrecortadas. No era para menos después de batallar juntos por tanto tiempo en la redacción de Hoy.
Tener a don Mario como jefe y maestro fue un honor. Él convirtió la broma en una herramienta para que todo funcionara, y con sus palabras siempre inducía que se buscara la calidad del trabajo.
El mejor homenaje que le podemos rendir ahora es decirle que trataremos de no defraudarle, porque si el cúmulo de lecciones morales sobrevive es una forma de ir más allá de la vida.
Su legado periodístico. Don Mario falleció a los 77 años el sábado 13 a las 9:45 de la noche, en la clínica Corazones Unidos, donde estuvo ingresado por dos semanas por el padecimiento de varias enfermedades.
El destacado periodista nació en Santo Domingo el 9 de abril del año 1931 y era hijo de Virgilio Álvarez Pina y Catalina Dugan.
Su inserción en el mundo laboral comenzó cuando tenía 17 años, al trabajar en el Royal Bank of Canada.
Durante más de 50 años ejerció el periodismo, y entre las múltiples facetas que desempeñó se cita la crónica deportiva, de cuyos años de oro queda la frase ¿Qué te parece Cuchito? que repetía entre jugada y jugada de béisbol el también comentarista cubano Rafael Rubí.
En 1960 dirigió el periódico La Nación, y en 1966 ingresó a El Caribe como ayudante del director, Germán Emilio Ornes.
Allí ocupó dos puestos: jefe de redacción y director ejecutivo.
De 1979 a 1988 se desempeñó como director del vespertino El Nacional, y precisamente a partir de ese año pasa a la dirección de Hoy, donde escribía la columna Coctelera, un espacio de opinión en el que jugando al humor vertía sin medias tintas sus concepciones sociales y políticas.
En la redacción de Hoy. Aunque activo en su cargo, los padecimientos alejaron a don Mario de la redacción del periódico en los últimos dos años.
Y también de la peña que realizaba todos los domingos con sus viejos amigos, testigos, como él, de acontecimientos históricos recientes que se discutían en la intimidad de su despacho.
Don Mario se fue para siempre de este espacio, donde queda su sonrisa, su energía, su apego a la profesionalidad y al ejercicio de un periodismo sin miedo.
Su partida deja una gran pena en el equipo de trabajo de este diario, pero al margen de toda la tristeza que su ausencia causa, es casi seguro que nadie el olvidará ese buenos días juventud de todas las mañanas.
Sacerdote resalta humildad de Mario Álvarez Dugan y destaca su amor familiar
En una misa de cuerpo presente, el sacerdote Manuel Ruiz hizo un llamado a la clase periodística a imitar la humildad, sencillez y profesionalidad que caracterizaron durante toda la trayectoria a don Mario Álvarez Dugan.
El párroco de la Iglesia Santa Cecilia, al resaltar las virtudes del fenecido director de este diario, dijo que éste deja un legado para sus condiscípulos de varias generaciones y que su obra debe ser copiada.
Destacó el amor y la entrega de Álvarez Dugan a su familia la cual, dijo deja como legado y ejemplo a la sociedad.
Su familia también es un legado que queda, porque este es un medio muy difícil y lograr mantener su familia es la principal victoria de una persona de la comunicación, expresó el religioso.
El padre Ruiz dio gracias a Dios al presentar a su presencia a don Cuchito como cariñosamente le llamaban sus amigos cercanos, para que el Señor tenga a bien recibirlo en su presencia.
Dijo estar seguro de que Dios perdonaría los errores que en vida pudo haber cometido, al tiempo que pidió a familiares y amigos continuar dando muestras de lealtad y amistad verdadera, más allás del novenario, acompañando a su viuda doña Matilde y a sus hijos.
La frase
José Luis Corripio
Se ha ido una persona equivalente a un familiar al que estuvimos unidos desde hace muchísimo tiempo porque estudiamos en el mismo colegio. Para mí es una falta increíble pero espero que su ejemplo perviva y sirva de modelo para personas dentro y fuera del periodismo.