Sepultan restos de Slobodan Milosevic

Sepultan restos de Slobodan Milosevic

POZAREVAC, Serbia-Montenegro, (AFP) – Slobodan Milosevic, el hombre que reinó con puño de hierro sobre Yugoslavia antes de ser encarcelado acusado de crímenes de guerra, fue enterrado ayer sábado, lejos de los suyos, en el jardín de su casa, en su ciudad natal de Pozarevac.

Más de 50.000 personas, movilizadas por las fuerzas nacionalistas fieles al ex presidente, se congregaron horas antes en Belgrado para un último adiós, antes de que el cortejo fúnebre partiera con sus restos hacia Pozarevac, a 70 km al sureste de la capital serbia.

Fallecido en la prisión de la Haya, a los 64 años, antes de que la justicia internacional pudiera pronunciar su veredicto, Milosevic fue sepultado en una tumba cavada al abrigo de un tilo centenario donde en su adolescencia se citaba con su entonces futura esposa, Mira, y donde se besaron por primera vez.

Sin embargo, tan sólo unos pocos de sus partidarios más próximos estuvieron presentes en el entierro.

Mira Markovic, quien no asistió al sepelio, hizo leer una carta en su nombre: “Has vuelto a casa para quedarte para siempre en este lugar”.

Exiliada desde 2003, su viuda, de 63 años, renunció a volver a su país por “amenazas” de las autoridades, informaron fuentes próximas.

Pese a que la justicia serbia retiró la orden de arresto contra Mira Markovic con el fin de que pudiera asistir al entierro, la viuda consideró que no había suficientes “garantías”, según las mismas fuentes.

“Papá, he hecho lo que me pediste y te he hecho enterrar en casa, aquí con nosotros, como tú querías, allí donde está tu lugar”, escribió en otra carta su hijo, Marko, de 33 años, también ausente en Pozarevac.

Marko volvió a Rusia tras viajar a La Haya para recuperar los restos de su padre, muerto el 10 o el 11 de marzo de un infarto de miocardio, y enviarlos a Serbia.

La hermana de Marko, Marija, de 40 años, descontenta con la elección del lugar del entierro, tampoco estuvo presente, al igual que el hermano de Milosevic, Borislav, hospitalizado en Moscú.

A su llegada a la ciudad natal del ex presidente, el coche fúnebre, un Mercedes gris decorado con inmensos ramos de rosas rojas, fue aclamado por entre 10.000 y 20.000 personas.

El Partido Socialista local se encargó de acoger al difunto, mientras los empleados municipales cavaban a marchas forzadas dos tumbas, una para Milosevic y la otra para enterrar a su mujer en el futuro, en el jardín de la residencia favorita de la familia durante los años en el poder.

La lápida, de un mármol blanco y gris, llevaba inscrito en oro: Slobodan Milosevic, 1941-2006.

Entre los miembros del Partido Socialista Serbio (SPS) de Milosevic y el Partido Radical (SRS), se encontraban unos pocos oficiales extranjeros, entre ellos, los embajadores de China, Cuba, Rusia, Ucrania y Belarús.

Unas horas antes en Belgrado, los socialistas y los aliados ultranacionalistas del SRS rindieron homenaje a Milosevic acompañados de una multitud, en una congregación sin precedentes en los últimos años ante la sede del Parlamento federal de Serbia y Montenegro.

Las autoridades serbias habían rechazado cualquier manifestación de duelo por el hombre presuntamente responsable de 200.000 muertes durante las guerras de Bosnia, Croacia y Kosovo, y fallecido mientras era juzgado por el Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra, contra la humanidad y genocidio.

Para despedir al apodado “Carnicero de los Balcanes”, miles de partidarios viajaron a Belgrado en autobuses, desde otros puntos de Serbia, pero también de Kosovo y Bosnia, donde existen enclaves serbios.

En el momento del sepelio, unos 2.000 opositores a Milosevic participaron en la capital serbia en un “contra-entierro” y acusaron al gobierno de haber “permitido que su muerte se convierta en espectáculo”.

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