Sepultan restos Enriquillo Sánchez

Sepultan restos Enriquillo Sánchez

«Yo no voy a morir/ y si muero será un pambiche de música marina»: Enriquillo Sánchez.

Estos versos de su poema «Yo no voy a morir», contenido en su libro «Convicto y Confeso I», sirven de epitafio a quien era considerado por muchos intelectuales que le conocieron como una de las estrellas del pensamiento y la poesía dominicana: Enriquillo Sánchez.

Ayer, familiares, intelectuales y amigos acudieron a darle el último adiós hasta su morada definitiva en el cementerio Cristo Redentor, donde fueron sepultados sus restos mortales.

Poeta, ensayista, periodista y pensador, Sánchez murió el martes a la edad de 56 años.

Tony Raful, poeta y secretario de Cultura, dijo que Enriquillo Sánchez había sido uno de los mejores escritores dominicanos posterior a la muerte de Trujillo.

«Enriquillo Sánchez era un poeta importante, un ensayista con una prosa maravillosa, pero además era un hombre de gran sensibilidad, estudioso y trabajador», expresó Raful.

El funcionario anunció que la Secretaría de Cultura publicará próximamente el último ensayo de Sánchez sobre los ataques a la torres gemelas en el 2001. Este trabajo fue ganador del concurso nacional de literatura.

A su vez, el historiador y antropólogo Manuel García Arévalo afirmó que el parnaso dominicano se siente sensiblemente conmovido con la muerte prematura de Sánchez, a quien definió como un poeta de gran sensibilidad.

El filólogo, novelista y poeta Andrés Luciano Mateo dijo que Enriquillo era poseedor de una condición bastante difícil de la producción literaria cual es la conjugación de la armonía y la belleza de las palabras con la profundidad del pensamiento.

«Es un pérdida irreparable, y la literatura dominicana tendrá que volver a sus textos, a sus reflexiones», manifestó Mateo.

Más que poeta, Enriquillo Sánchez era un gran pensador, añadió.

Otras personalidades e intelectuales que acudieron a la funeraria y al cementerio para despedir a Sánchez fueron la vicepresidenta Milagros Ortiz Bosch, Hugo Tolentino Dipp, Roberto Cassá, Mateo Morrison, Víctor Gómez Bergés, Basilio Belliard, Guillermo Piña, Natacha Sánchez, Francisco Pou, Pedro Delgado Malagón, César Mella, José Chez Checo, Fernando Ureña Rib, Manuel Núñez y Diógenes Céspedes.

Delgado Malagón consideró que el autor de «Nadie descifra su muerte, son los demás quienes la empobrecen o la devoran», fue uno de los más importantes prosistas dominicanos de todos los tiempos.

Entretanto, el presidente de la Academia de Historia, Roberto Cassá, destacó la inclinación del poeta Sánchez hacia la literatura y sus condiciones innatas de escritor, «una persona auténtica que obedeció a sus criterios personales».

«Para mí era el dominicano, en este momento, que tenía mejor dominio de la pluma, de la prosa», subrayó Cassá.

Basilio Belliard, joven poeta, y quien fuera amigo de Sánchez en los últimos diez años, consideró que con la muerte del escritor el país pierde una gran voz poética y uno de los intelectuales más sólidos y más cultos de la República Dominicana, que se caracterizó por el gran dominio del idioma y la espontaneidad y la gracia conque escribía.

Asimismo, Roberto Saladín, quien tuvo a cargo pronunciar el panegírico, resaltó los dotes intelectuales de Sánchez.

Dijo que con su muerte, Enriquillo dejó un hueco muy grande en la literatura dominicana.

«Los poetas siempre han estado muy cerca de Dios. Muchas veces esas inspiraciones que reciben vienen precisamente del señor, y Enriquillo, en ese sentido fue un super dotado», dijo Saladín antes de rogar a Dios que acogiera al fenecido en su Santo Seno.

Finalmente, Belliard leyó el último poema del libro «Convicto y Confeso I» (1993) en el que el poeta y pensador repite una y otra vez «Yo no voy a morir», en el que refleja la convicción de que su obra trascendería más allá de su muerte, «Yo no voy a vivir para siempre en la boca del pobre/ del lacerado, del vencido».

A Sánchez le sobreviven su esposa Cristina Margarita de los Santos y sus hijos Ramiro, María Eugenia y Mariana Sánchez, y su madre Evangelina Mulet.

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