Sepultan restos Frank Marino

Sepultan restos Frank Marino

POR UBALDO GUZMAN MOLINA
Los restos del sociólogo Frank Marino Hernández, de 71 años, fueron sepultados ayer en el cementerio Cristo Redentor, en medio del dolor y las lágrimas de familiares y amigos.

Uno de los momentos más emotivos del entierro fue cuando la nieta del sociólogo, la niña María Isabel Hernández, pronunció algunas palabras que hicieron llorar a los asistentes.

Con lágrimas que bañaban su rostro, la menor dijo que su abuelo era un amigo y una persona que escuchaba. Y recordó una vez que fue al colegio y se sintió muy orgullosa con su visita.

El panegírico fue pronunciado por el periodista Virgilio Alcántara, quien consideró que   Hernández  era una mente poderosa, “una sabiduría administrada con mesura y equilibrio, un anfitrión espléndido, un ser humano que para lo único que no  se le apretaba el pecho era para  un altruismo que no parecía tener límites”.

Con la voz quebrada por la emoción, Alcántara dijo que  Frank fue un intérprete por excelencia de la sociedad dominicana, con un dominio mediático tal, que llenó una época en la que para todos era el único sociólogo dominicano.

Sostuvo que Frank Marino le dio su tiempo a todo el que se lo pidió y su generosidad era prácticamente ilimitada. Prueba de ello es que la viuda y sus hijos autorizaron, horas antes de su fallecimiento, que se le extrajera el marcapasos para donarlo.

Cree que perdurarán su inspiración, el alimento que  en otros, sus ocurrencias y sus logros. “El nuevo estado de conciencia en que se encuentra ahora Frank es ilimitado, como lo prefiguran de una u otra manera todas las creencias religiosas del mundo”, dijo Alcántara, amigo del sociólogo.

En el sepelio también hablaron los tres hijos varones de  Hernández: David, José y Frank Hernández Guirola, quienes resaltaron los méritos de su progenitor.

Según David, a pesar de los achaques de salud, su padre tuvo una buena vida. Indicó que fue una persona que vivió intensamente y con entusiasmo. Agregó que se sintió muy orgulloso de su progenitor.

De acuerdo con José, dos frases lo definen muy bien: “lealtad total y abnegación sin medida”. Agradeció el apoyo de Vianela Vittini, asistente,  y Rafael Luciano Hernández, primo de Marino Hernández. Una de sus virtudes, a su juicio, fue que supo sembrar cariño en la gente.

De su lado, Frank Hernández Guirola  agradeció a todos los que pudieron contribuir de una u otra forma para que su existencia fuera más llevadera y menos dolorosa. Su nota más destacada, dijo, fue su generosidad.

En tanto, Rafael Luciano Hernández  expresó que Frank convertía, a través de una alquimia maravillosa, la tristeza en alegría.  Era un hombre que inyectaba optimismo.

Vianela Vittini, asistente del sociólogo, dijo que no se puede estar triste por su pérdida, sino que se debe dar gracias a Dios por haberlo tenido.

Al entierro, que fue precedido por una molestosa lluvia, asistieron, entre otros,  la viuda, Elda Guirola, y sus hijos Frank, José, Ana María y David, así como Eduardo Fernández, ex gobernador del Banco Central, el arquitecto Rafael Tomás Hernández, y el sociólogo César Pérez.

Frank Marino Hernández nació en Tamboril, Santiago, en 1936.

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