ÁNGELA PEÑA
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Con una numerosa feligresía conmovida hasta el sollozo fueron despedidos los restos mortales del sacerdote jesuita Mateo Andrés Martín, quien falleció en la madrugada de ayer. Había sido ingresado la semana pasada en un centro de salud por problemas de deficiencia de plaquetas que se complicaron, se informó, con un dengue hemorrágico pues sufrió fiebres altas y convulsiones.

Personas de diferentes estratos sociales, compañeros religiosos, funcionarios y católicos de todas las iglesias donde sirvió asistieron a la misa concelebrada en Manresa Loyola presidida por monseñor Francisco José Arnaiz  Zarandona, a quien acompañaron los obispos Francisco Osorio y Pablo Cedano y los padres  Benito Blanco, Jesús Santiso, José Saco, Fernando Polanco Sánchez, José Antonio Esquivel, Láutico García, Santiago de la Fuente, entre otros. Saco leyó la biografía del humanista, experto en lenguas clásicas, filósofo, psicólogo, historiador, maestro, nacido en Micieces de Ojeda, Palencia, España,  en el año 1921.

Las claves

Acto de amor
Más que un oficio fúnebre, la Eucaristía parecía una celebración del amor, como fue la prédica constante del clérigo fallecido. Monseñor Francisco Arnáiz compañero de Mateo desde antes de 1940,  dijo que éste fue un exquisito regalo de Dios a la comunidad.