El trabajo infantil es una realidad en la República Dominicana, aunque en la actualidad en menor cantidad que en años anteriores, debido a la existencia de leyes e instituciones que cada día más se ocupan de hacer conciencia en la población sobre cuáles deben ser las responsabilidades esenciales en un niño.
¿A quién no se le ha acercado en la calle algún menor ofertando sus servicios? Venden desde productos comestibles, hasta agua y brindan servicios de limpiavidrios, limpiabotas…
No obstante, tratando de erradicar esta cultura, promovida básicamente por los padres, la Fundación La Merced, de la congregación católica las Mercedarias en la República Dominicana, trabaja arduamente desde el año 2010.
Para conocer de cerca la labor que lleva a cabo esta institución sin fines de lucro, ¡Vivir! se trasladó hasta su sede, en el sector Las Caobas, en Santo Domingo Oeste, desde donde opera La Merced, aunque su campo de acción lo desarrolla básicamente con familias del batey Bienvenido en Manoguayabo, en donde tiene escuela, salas de tareas con clases de música, talleres de manualidades, deportes, un colmado exclusivo para los residentes de esta comunidad…
En las oficinas de Las Caobas conversamos con el padre Tomás García, vicepresidente ejecutivo de la fundación La Merced, quien a través de sus palabras ilustró cada uno de los programas que desarrollan, fundamentalmente en el Batey Bienvenido, sector que según afirmó tiene “una gran ausencia en cuanto a desarrollo y crecimiento de sus residentes”.
Aunque oficial y legalmente la fundación fue constituida en 2010, el sacerdote mercedario dice que llegó al país, en 2007, como misionero de la congregación, en su primera Navidad aquí, empezó su misión con alrededor de cien niños limpiabotas que ya desde el año 2000 reunía una catequista en una cena festiva.
Labor de la Fundación La Merced. Su misión fundamental es evitar el trabajo infantil en la República Dominicana. Según las últimas estadísticas que cita el padre Tomás, la tasa de niños que trabajan es aún bastante elevada (más de 315 000).
En las comunidades a las que dirige sus programas: Las Caobas, Hato Nuevo y Batey Bienvenido, ofrecen servicios diversos enfocados esencialmente en la disminución del trabajo infantil, ya que su lema es “Ser feliz es el único trabajo que debe tener un niño”.
En Las Caobas tienen aulas en donde ofrecen talleres de costura, informática, manualidades con productos reciclados y un dispensario con servicios médicos especializados a bajo costo para lo residentes de la comunidad.
Además, han habilitado una cocina en la que voluntarias de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe cocinan todos los miércoles para dar comida a las personas indigentes y para los enfermos de la comunidad a los que les envían la comida a sus casas, al igual que los medicamentos.
El padre Tomás cuenta que en Batey Bienvenido brindan acompañamiento a las familias, algo que considera fundamental, ya que a su juicio son los padres quienes generalmente introducen a los niños al trabajo.
“Después que brindamos apoyo y acompañamiento a los padres, especialmente psicológico, iniciamos el trabajo con los niños. Los acogemos desde los siete años de edad”.
Se les brinda apoyo emocional, animación social y movilización comunitaria; también reciben apoyo legal, capacitación técnico-vocacional, comportamiento ciudadano, cultura, derechos humanos, desarrollo saludable, empoderamiento personal y además se trabaja en la erradicación del trabajo infantil y la explotación doméstica…