KEDMAY T. KLINGER BALMASEDA
Padre es aquel que con un arduo empeño y trabajo ejemplificador, les construye un mundo especial y esperanzador a sus hijos, velando siempre por entregarse a amar sin límites, para dar constantemente lo mejor de sí mismo. Un padre es un guía que conduce a los hijos por los senderos de la vida.
Hoy, por encontrarnos en víspera al Día de los Padres, decidí dedicar este artículo a esta importante figura que ocupa un papel preponderante e imprescindible en la formación de una familia, y más aún, para la educación basada en el ejemplo que le quiera ofrecer a sus hijos.
El perfil del hombre proveedor y cabeza de familia es uno de los pilares de la cultura latina; sin embargo desde hace unas décadas las cosas están cambiando con los nuevos roles femeninos a su incorporación en el mercado laboral. Ya entendemos que un hombre es igual de capaz de dar amor y confianza con sus palabras y acciones, mas allá de contribuir sólo para cubrir los gastos de manutención de los menores. Por esta razón es que en los nuevos modelos familiares desaparecieron los roles rígidos con funciones estrechas; tanto el lugar del padre como el de la madre han sido redefinidos como copartícipes de la educación de los hijos, dentro o fuera del matrimonio.
En vista de que por las necesidades tan apremiante de cariño, compañía y apoyo que trae consigo esta sociedad; los niños ahora son capaces de reclamar mayor seguridad y contención por parte de ambos padres, es por lo que cada vez se hace más necesario que el padre asuma parte de las responsabilidades de la educación de los hijos, siendo capaz de conjugar afecto y exigencia, en un marco de una buena comunicación, paciencia, humor y confianza.
Un niño o niña que mantenga fuertes lazos con su padre será más sociable, tendrá mayor seguridad, manejará mejor las frustraciones, será más responsable y tendrá más posibilidades de convertirse en una persona adulta, sincera y compasiva.
Plantean que: «La paternidad responsable no puede reducirse a garantizar la pensión alimenticia y el pago de los colegios, tiene que ver con que las hijas y los hijos aún siendo mayores sepan que en el padre encontrarán un confesor, un amigo, un consejero a quien pedir opinión y recostarse confiadamente sabiendo que está ahí para ayudarnos, materialmente a veces, pero sobre todo emocionalmente».
Es importante Padre, recordar que para tu hijo/a, la armonía que exista ente tú y su mamá (estén ustedes juntos o separados), le dará seguridad ante la vida y hará de él/ella un triunfador o un frustrado; que de tu amor depende su capacidad de amar cuando sea adulto; que lo que aprende de ti, lo recordará toda su vida; que el amor y el respeto que demuestres por nuestros semejantes será el amor y el respeto que el/ella les tenga cuando sea adulto; y que el/ella siempre te necesitará como su mejor amigo.
Debemos tener presente que para un padre, la clave del éxito en la crianza de sus hijos se fundamenta en valores tradicionales como la confianza mutua, el respeto, el diálogo, la comprensión, la verdad y el amor incondicional, considerando como puntos trascendentales sus demostraciones de cariño, es decir, los abrazos, los besos, las cartitas …, también el ofrecerles siempre tiempo con calidad, teniendo en cuenta que importa menos la cantidad que la verdadera calidad. Asimismo, debemos tener gran interés en enseñarles una correcta disciplina con límites claros, buscando compartir continuamente actividades cotidianas, de forma que se cimiente una buena relación con el hijo/a.
Por todo esto, y por mucho más, es que se nos hace imprescindible contar con esta especial persona a nuestro lado, porque gracias a ellos es que hoy somos hija/o, hermana/o, esposa, madre, abuela… así que honor a quien honor merece.
¡Gracias por existir, sin tí no seríamos los mismos! Feliz Día del Padre.