Ser un buen amante es una responsabilidad espiritual

Ser un buen amante es una responsabilidad espiritual

«Un amante apasionado ama hasta los defectos de la persona a quien ama.»
Molière
Los últimos años me han llevado a la convicción de que transformarnos en amantes es una responsabilidad espiritual. El arquetipo del amante tiene su vínculo más fuerte con la psiquis por vía de la auto-estima. Todas las relaciones que tenemos nos muestran nuestro propio amor. Así, sólo puedo ser capaz de amarte como eres, cuando he logrado amarme como soy.
 
El término responsabilidad tiene su origen en la palabra “responsable”, que procede del latín “respōnsum”, y denomina a aquel que tiene capacidad de responder. Se ha sufijado con “dad”, que le confiere significado de “cualidad de”. En principio, nos hace pensar que la responsabilidad es un valor innato a la persona; sin embargo, también una persona puede ser responsable o actuar con responsabilidad como fruto de un entrenamiento o un acto de voluntad.
 
Muchas personas entienden que el pecado de Adam fue desobedecer la instrucción de Dios de no comer del fruto, y que esa falta fue la razón por la que Eva y él fueron expulsados del paraíso. Un análisis cabalístico nos dice esa no fue la causa real. La historia cuenta que después del pecado, Dios conversó con Adán y le dió la oportunidad para hacerse responsable de su error. Sin embargo, Adán no la aceptó y dijo: “La mujer que me has dado para que esté conmigo me dió el fruto del árbol y comí”. ¿Puedes verlo? Lo que Adán hizo fue desentenderse y culpar a Dios por haber creado a Eva. 
Luego, Dios se dirigió a Eva y también le dió una oportunidad para que se arrepintiera, pero no la tomó al decir: “la serpiente me engañó y comí”. Sólo entonces, Dios los castigó por el pecado que habían cometido. Del mismo modo, las escrituras nos ponen otro ejemplo cuando Caín mató a Abel, pero Dios no lo castigó de inmediato sino que le dijo: “¿Dónde está Abel, tu hermano?”, y Caín respondió “¿Acaso soy yo el cuidador de mi hermano?” 
 
En realidad lo que le dijo a Dios fue: “Tú eres el protector de todo lo que vive, ¿y me estás preguntando a mí?…si yo lo mate fue porque Tú me diste la inclinación hacia el mal…en realidad fuiste Tú quien lo mató… si hubieras aceptado mi ofrenda con agrado como hiciste con la suya, yo no hubiese estado celoso de él”.
 
El Escritor británico Clive Staples Lewis dijo:»No creo que Dios quiera exactamente que seamos felices, quiere que seamos capaces de amar y de ser amados, quiere que maduremos, y yo sugiero que precisamente porque Dios nos ama nos concedió el don de sufrir; o por decirlo de otro modo: el dolor es el megáfono que Dios utiliza para despertar a un mundo de sordos; porque somos como bloques de piedra, a partir de los cuales el escultor poco a poco va formando la figura de un hombre, los golpes de su cincel que tanto daño nos hacen también nos hacen más perfectos»
 
El arquetipo del amante nos pone en contacto con el Amor de Dios. Él es quien sabe que el castigo no viene de parte de Dios por nuestras acciones, sino que somos nosotros mismos quienes usamos el castigo como expiación, al sentir culpa por la falta de responsabilidad sobre la creación de nuestra propia realidad, culpando a otros y al mismo Dios por lo que vivimos.
 
El popular escritor, orador y humorist estadounidense Mark Twain dijo: “Un hombre no puede estar cómodo sin su propia aprobación.” ¿Te resuena? La “víctima” es el arquetipo que nos pone en contacto con estas experiencias. La persona que se victimiza cede su poder personal a algo o a alguien fuera de ella.
 
Hay muchos factores a los que podríamos fácilmente atribuir la responsabilidad de nuestras fallas: la crianza de nuestros padres, las inclinaciones naturales de nuestro carácter, los maestros que nos formaron, las relaciones que tenemos o la sociedad, pero hacer esto nos deja sin el poder para cambiar nuestra realidad. El poder sólo viene del espíritu.
 
Todos nos equivocamos en algún momento. Lo que evidencia nuestro nivel espiritual es la capacidad que mostramos de asumir la responsabilidad sobre nuestras acciones o no. La responsabilidad espiritual es un reflejo de mi propio amor, que me hace tomar consciencia de aquello que me llevó a aprender por vía del dolor, y superar lo que en judaísmo se llama iétzer hará (inclinación negativa), para responder de un mejor modo en una siguiente ocasión.
 
 La actriz norteamericana Sally Field dijo: “Me tomó mucho tiempo aprender a no juzgarme a mí misma a través de los ojos de otro.” La responsabilidad espiritual es la capacidad que tiene una persona para actuar en forma que no origine ningún tipo de daño que afecte a sí mismo o a los demás. Es ser conciente de nuestros actos y asumir sus consecuencias. Así mismo, la responsabilidad espiritual exige coherencia en el pensar, sentir y actuar. ¿Cómo podríamos lograr esta tarea si no es a través del amor?

Publicaciones Relacionadas

Más leídas