Ser un buen economista es difícil

Ser un buen economista es difícil

El Censo de Población 2010 registró 6,405 personas que declararon ser o estar estudiando economía, lo que representa el 0.94% de los 682 mil personas que estudian o estudiaron alguna profesión.

Es una carrera donde predominan los hombres pero se feminiza, aunque a un ritmo inferior que las demás carreras. En la carrera de economía, el 59% son hombres (43% en  todas las profesiones) mientras que las mujeres son el 52% de los que tienen menos de 24 años, aunque son el 41% de las personas mayores de 50 años.

Es una profesión que está en una edad creativa, ya que 70% tienen entre 25 y 49 años frente a un 63% a nivel de todas las carreras. Solamente el 9% tiene menos de 24 años frente a un 27% de todas las carreras.

Está concentrada geográficamente, ya que el 53% está ubicado en el Distrito Nacional, el 23% en la provincia de Santo Domingo, el 6% en Santiago y el 2.5% en San Cristóbal. En tres provincias se concentra el 83% de todos.

En resumen, la economía en RD es una profesión masculina que se feminiza, es relativamente joven y está concentrada geográficamente.

Ser un buen economista es una tarea difícil. Keynes (1883-1946), en 1920 en una breve nota biográfica que escribió de Alfred Marshall (1842-1924) definió la profesión así: “el gran economista debe poseer una rara combinación de dotes. Tiene que llegar a mucho en diversas direcciones. Y debe combinar facultades naturales que no siempre se encuentran reunidas en un mismo individuo. Debe ser matemático, historiador, estadista y filósofo (en cierto grado). Debe comprender los símbolos y hablar con palabras corrientes. Debe contemplar lo particular en términos de lo general y tocar lo abstracto y lo concreto con el mismo vuelo del pensamiento. Debe estudiar el presente a la luz del pasado y con vista al futuro. Ninguna parte de la naturaleza del hombre o de sus instituciones debe quedar por completo fuera de su consideración. Debe ser, simultáneamente, desinteresado y utilitario; tan fuera de la realidad y tan incorruptible como un artista, y sin embargo, en algunas ocasiones, tan cerca de la tierra como el político”.

Y la responsabilidad es aún mayor, el mismo Keynes se encargó dimensionarla en la última página de su Teoría General (1936): “las ideas de los economistas y los filósofos políticos, tanto cuando son correctas como cuando están equivocadas, son más poderosas de lo que comúnmente se cree. En realidad el mundo está gobernado por poco más que esto. Los hombres prácticos, que se creen exentos por completo de cualquier influencia intelectual, son generalmente esclavos de algún economista difunto”.

Ser un buen economista es difícil y de mucha responsabilidad social. Es un reto.

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