¿Será mejor olvidar?

¿Será mejor olvidar?

Frente a una auténtica amenaza dictatorial que ya tenemos encima, tal vez sería mejor olvidar momentáneamente la ya famosa Reforma Fiscal y la injustificada aclaración del Dr. Leonel Fernández, porque no se puede alimentar a los hambrientos con estadísticas y sumergirnos en la lectura de la obra de Pablo Neruda dedicada a su querida compañera Matilde Urrutia y volver a recordar aquellos hermosos paisajes de su casa en Isla Negra, bañada por un mar de ensueños O volver a releer aquellas obras como La Voluntad de AzorÍn, La Tabla de Flandes de Arturo Pérez-Reverte o Las Cerezas del Cementerio de Gabriel Miró, o talvez otras que nos sirvieron de formación a través de nuestra vida, porque eso de querer engañarnos diciendo, en defensa de una mala gestión política y económica, que hay una conspiración sediciosa en marcha, cuando lo que existe es una crisis económica real, producida por el déficit fiscal producto del gasto desmedido, es querer tapar el sol con una mano, sobre todo cuando ya se había hablado de superávit en el 2009, que se debió primero saldar el déficit que existía a esa fecha, y todavía más reciente, se hablaba de una economía blindada; esto es burlarse de toda una nación como si fuéramos   ignorantes o analfabetos. ¡Por favor, nos merecemos más respeto!

Es que ya parece que no sabemos en qué país vivimos, cada día que pasa aparece un nuevo tipo de vividor y adulador, que supera aquellos que sustentaron los más de 30 años de la dictadura de Trujillo, que por cierto los gobiernos del PLD cada día que transcurre que aparece un fusilado por la espalda por defender sus derechos patrios, el poder se convierte en tiranía.

Tenemos que volver sobre nuestros pasos y mirar un poco hacia atrás y pensar que no podemos permitir que se vuelva a repetir el apagón producido por Trujillo y sus amigos y familiares, para que no caigamos en un nuevo 24 de Abril de 1965. Tenemos que unirnos pacíficamente y enfrentar esta realidad que nos ha tocado vivir, para que emerja una República Dominicana como la soñaron Duarte y Luperón. De ninguna manera debemos, como señaló Max Henríquez Ureña, retornar a la época de los galeones, porque ya estamos cansados de piratas y filibusteros, debemos demostrar que somos demócratas y honestos por el bien de nuestros descendientes y por el país.

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