¿Será soñar una evasión?

¿Será soñar una evasión?

Me han oído antes comentar que los psicólogos creen que los sueños son generalmente cortos. Mientras ocurren, la actividad mental es intensa, los ojos cerrados se agitan y la experiencia puede ser tan intensa que sus consecuencias marcan la vigilia. Menos mal que fue realmente corto un aparentemente inacabable sueño de Pancracio Ceroles de otro diálogo con el Presidente Balaguer, mientras caminaban por un esplendente malecón, hace unos años.

PC: ¿Usted quiere hablar de libros? Su escritorio del Palacio Nacional siempre aparece en las fotografías y por televisión con pilas de libros. ¿Qué clase de lecturas prefiere usted?

JB: Yo dispongo, lamentablemente, de muy poco tiempo para que me lean. Podría decirle que tampoco tengo autores preferidos, sino que trato de mantenerme al día en los temas que me son afines, como la historia…

PC: Se dice que a usted le leen todos los periódicos…

JB: Yo fui periodista. Cualquier artículo, el más inocente, impacta la vida del lector. La prensa indica por dónde marcha la opinión pública, ese monstruo difuso…

PC: ¿Y tiene articulistas preferidos?

JB: Todos tienen algo que decir. Algunos se ocupan de la literatura árabe y Mohammed de Shiraz, cuya versión caricaturesca fue Alí Babá. Otros no dicen nada. Pero la prensa es tremendista; el país verdadero dista mucho del que pintan los alarmistas. Si la realidad fuera como la presenta parte de la prensa, el dólar estaría a sesenta o setenta pesos por uno… Y no es así.

PC: ¿Entonces las cosas no andan tan mal?

JB: No es que estén bien pero, ¿no le parece raro que ataquen tanto al doctor Fernández y no al licenciado Medina?

PC: ¿Por qué es raro, señor Presidente?

JB: Pues lo que se quiere imputar al doctor Fernández como dolo es lo que llevó al Presidente Medina al Palacio Nacional. Una cosa y otra no pueden desanudarse. Pero es que el doctor Fernández es demasiado leal a sus subalternos. Dicen que se parece a mí, pero no… Hace rato que yo ya le habría dado a la gleba una o dos cabezas.

Por defender a quienes abusaron de su confianza ahora debe oír como les llaman testaferros, que es como decir que fue él quien hizo y deshizo, cuando uno, que pasó por eso, sabe que hay quienes al darle el meñique cogen hasta el codo…

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