¿Será un disuasivo?

¿Será un disuasivo?

Claudio Acosta

¿Será un disuasivo?.- El falso detective Angel Martínez va camino a establecer un récord de querellas por difamación e injuria, mientras se mantiene la expectativa de que a medida que pasen los días irán sumándose mas personas que entienden han sido afectadas en su honra por el deslenguado personaje. El último en ponerse en la fila, elevando a seis las querellas contra el impostor, ha sido el exministro de Educación Roberto Fulcar, quien lo acusa de difamarlo e injuriarlo atribuyéndole haber recibido, supuestamente, 15 millones de dólares del narcotráfico para financiar las campañas políticas de varios dirigentes del oficialista PRM, por lo que exige una indemnización de 50 millones de pesos como justa reparación por los daños y perjuicios que dice le han ocasionado sus afirmaciones mentirosas a través de su canal de You Tube.

¿Cuántas querellas mas faltan? ¿De dónde sacará el falso detective todos los millones que le están pidiendo sus querellantes? ¿Qué pasaría si una vez condenado el susodicho alega que no tiene un chele para pagar las indemnizaciones que le reclaman? Es lógico que a estas alturas haya muchas preguntas sin responder sobre Angel Martínez, las acusaciones judiciales que enfrenta y la verdadera naturaleza de sus actividades, mientras en los corrillos judiciales corre el rumor de que además de ser sometido por difamación e injuria por una trulla de gente podría ser acusado también de supuestamente dirigir una red dedicada a la extorsión y el chantaje, por lo que muchas de las querellas que todavía faltan podrían venir por esa vía.

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Pero la pregunta que muchos no estamos haciendo, preocupados por lo que ocurrirá de ahora en adelante, desde que se decidió enfrentar con acciones concretas en los tribunales de justicia a los desbocados que no tienen reparos en arrojar mierda sobre las honras ajenas, es si servirá de disuasivo, de ejemplo y advertencia, para los que al igual que Angel Martínez han convertido las redes sociales en el estercolero donde monetizan sus miserias y bajos instintos.

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