¿Será una advertencia divina para que reaccionemos?

¿Será una advertencia divina para que reaccionemos?

Teófilo Quico Tabar

En la medida en que a las sociedades se le han ido añadiendo nuevos elementos del llamado mundo modernizante, sumándole adornos materiales y enriqueciéndola con cuestiones cuyos usos o consumo se pueden calificar como un delirio obligatorio para una parte importante de la población, en esa misma medida ha ido creciendo lo que algunos definen como la zona de tolerancia. Dejando de lado cosas fundamentales en el orden moral y espiritual.

Cada día aparecen nuevas cosas y costumbres que moldean los comportamientos de la gente. Grandes países y grandes empresas utilizan sus enormes potenciales para “ingerenciar” en las costumbres y estilos de los ciudadanos. Crece la oferta. Se crean nuevas expectativas y concomitantemente aumentan las necesidades de adquirir esas cosas. Pero como los ingresos de la mayoría no crecen al mismo ritmo que las ofertas, se anidan las frustraciones.

Como en cierto modo se ha venido produciendo un “desbalance” en las sociedades, de alguna manera había que compensarlo, y el método más práctico fue, recurrir a la modificación de los patrones de conducta. De esa manera, manejando los parámetros conductuales, y sobrevalorando las cosas que carecen de importancia moral y cultural, acondicionaban el terreno para que este nuevo esquema se asemejara a una selva.

Muchos hombres y mujeres se levantaron con esquemas que moldearon sus vidas en diferentes actividades. Independientemente de su concepción filosófica. Donde el honor, el deber, el respeto, la decencia y la pulcritud se imponían por encima de todo. Creyendo en una emancipación o en unos cambios de estructuras que nunca llegaron.

La mayoría sin amasar riquezas, traficar con influencias, ni utilizar cualquier vía para garantizar el futuro de sus hijos. Porque el canal conductual era bastante estrecho y se podía distinguir a simple vista entre lo bueno y lo malo.

Muchos dedicaron la mayor parte de sus vidas al trabajo creador, estudio, enseñanza y otras actividades, dentro de un esquema si se quiere romántico y místico. Guiados por unos principios hoy considerados por sectores influyentes como obsoletos

Las sociedades modernas y los nuevos estilos exigen más cosas materiales, más bienes, más riquezas. Por eso tal vez se producen tantos contrasentidos en el comportamiento de personas que por gravedad se vieron precisados a aceptar la nueva amplitud de los patrones conductuales de la corriente moderna.

Por esas circunstancias hay cada vez más personas que pierden las esperanzas. Porque los patrones que conducen el accionar en muchas actividades se alejan de las reales necesidades y se enrumban hacia sueños o ilusiones carentes de racionalidad, humildad, ética, buenas enseñanzas e incluso de amor.

El tamaño del parámetro ético-conductual de los sectores de influencias en casi todos los sentidos, se ha ido poniendo del mismo tamaño de las conveniencias. Volver a parámetros estrechos, donde lo bueno sea bueno y lo malo, malo, sin necesidad de disfraces sociales o mediáticos capaces de borrar cualquier cosa, se hace difícil, pero necesario. Y esta coyuntura del COVID puede ser una advertencia divina para que las sociedades y las autoridades lo tomen en cuenta. Ojalá lo entendamos así.

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