¿Será verdad tanta belleza?

¿Será verdad tanta belleza?

Hace pocos días Barack Obama escandalizó a los puristas de la tradición diplomática estadounidense al hacerle una profunda reverencia al rey Abdulah de Arabia Saudita, al visitarlo en su país. Ese gesto que simboliza sumisión o veneración no lo tuvo Obama cuando fue recibido por la reina Isabel II en Londres, pese a que entre Estados Unidos y el Reino Unido hay más afinidad cultural, espiritual y comercial.

En esos mismos días, en Washington fueron publicados unos documentos secretos de la CIA exponiendo métodos de interrogación a sospechosos de ser miembros de Al Quaeda, cuya mayor fuente de financiamiento es el reino de Abdulah. Un exjefe de la CIA comentó que constituía un error gravísimo revelar al enemigo hasta dónde pueden llegar cuando se interroga a un prisionero en esa “guerra” contra el terrorismo.

Este fin de semana en Puerto España, Obama y Hugo Chávez  sorprenden al mundo dándose apretones de mano, intercambiando sonrisas y diciéndose el uno al otro que quieren ser amigos. Ya antes había comenzado un insólito coqueteo entre Obama y los hermanos Castro, que tomaron el poder en Cuba cuando el hoy flamante presidente estadounidense era un bebé de seis meses de nacido.

Si Obama se inclina ante Abdulah, ¿qué no harán los presidentes chiquitos por sus países? Ante nuestros ojos y a una velocidad de pasmo se está redefiniendo la relación del poder internacional, al menos en su corteza primaria que es la de las apariencias y sus efectos. Aún no están vistas ni analizadas como merecen las posibles consecuencias y cómo nos afectarán a los dominicanos.

Por ejemplo, ¿qué efecto puede tener para nosotros una apertura cubana? ¿Compartirá Cuba la pesada carga que significa Haití, acogiendo sus refugiados económicos? ¿Cómo competirán los agricultores criollos con los cubanos si ellos logran acceso al mercado norteamericano?

Eso sólo en cuanto Cuba y Santo Domingo. Porque hay muchas otras cuestiones: ¿cómo reaccionará la derecha gringa ante el desmonte del entramado ideológico que sirvió a Bush para promover los negocios de sus amigos y socios?

¡Qué entretenida está la geopolítica! Y he aquí otro peligro: que saltemos fuera de nuestra propia sombra para ocuparnos más de menesteres foráneos que de la naiboa criolla. Hay que felicitar al Presidente Fernández por sus éxitos y reconocimientos en el exterior; pero también ayudarlo a seguir poniendo asunto a sus inmensos retos internos.

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