MELBOURNE (EFE).- A falta de representantes en la final masculina, el tenis estadounidense se aseguró el título femenino en el Abierto de Australia, ya que definirán Lindsay Davenport, campeona en el 2000 y Serena Williams, vencedora en el 2003, aunque ambas estuvieron a punto de ver frustradas sus aspiraciones.

Davenport venció a la francesa Nathalie Dechy por 2-6, 7-6 (5) y 6-4 en dos horas y 12 minutos, después de estar a sólo dos puntos de la derrota (5-5 en el desempate), mientras que Serena se deshizo de la rusa María Sharapova tras salvar tres bolas de partido, por 2-6, 7-5 y 8-6, en dos horas y 39 minutos.

Las dos victorias tienen un significado especial para cada una. Davenport, de 28 años, había sufrido dos horas y 33 minutos en su partido de cuartos contra la australiana Alicia Molik y acabó extenuada, pero no quiso perderse después su encuentro de semifinales de dobles junto con Corina Morariu porque era la mejor forma de celebrar el cumpleaños de su compañera. Ganaron en tres sets y está entonces en las dos finales.

A pesar de todo ese esfuerzo y el cansancio acumulado, la Nº 1 del mundo resistió otro duro castigo contra Dechy, con quien nunca había perdido en cinco ocasiones anteriores.

La francesa luchó en su primera semifinal de un Grand Slam con uñas y dientes y ganó el primer set con facilidad en 24 minutos, pero no supo rematarlo. En el desempate se colocó con ventaja de 4-1 y luego 5-5, a solo dos pasos del triunfo, aunque su falta de experiencia le costó caro, ya que se hundió con una doble falta en el último punto.

En el tercer set, la estadounidense estuvo arriba 4-2 y aunque Dechy niveló 4-4, Lindsay exhibió su mejor repertorio para ganar los dos últimos juegos en blanco.

SE SACÓ LA ESPINA

Serena Williams tuvo pesadillas con Sharapova, con quien había perdido en las dos grandes finales en las que se habían enfrentado, Wimbledon y el Masters el año pasado, y en el cuarto enfrentamiento entre ambas en diez meses, Serena se sacó la espina.

Tras caer en el All England Tennis Club, Serena inició un alejamiento de las canchas debido a una operación de rodilla, que duraría nueve meses, hasta Miami, y por tanto se perdió el Abierto de Australia del 2004.

La segunda espina quedó clavada en la final del Masters en Los Angeles, donde Serena no pudo dar el máximo contra la rusa, debido a una lesión de abdominales, aunque estuvo a seis puntos de la victoria.

En su regreso a Melbourne, había dudas en el juego de la menor de las Williams. Vacilaciones que ella misma reconoció y que estuvieron amenazándola cuando Sharapova se colocó 5-4 en el tercer set y dispuso de tres puntos para rematar. «Generalmente nunca bajo los brazos, pero en esta ocasión pensé, »»O.K. no quiero renunciar ahora»»», dijo Serena al recordarlo.

Sharapova desperdició la primera con una derecha larga y Serena neutralizó las dos siguientes, con una demoledora devolución y una derecha cruzada para situarse 6-5 y 40-15 a dos puntos de ser ella la ganadora.

La rusa logró mantener su saque, e inclusive tuvo tres oportunidades de quebrar en el siguiente, pero fue Serena la que ganó el juego 7-6 y en el siguiente se la jugó en un revés profundo, inalcanzable para »»Masha»». «Jugué con el corazón, di todo pero no confirmé mis oportunidades cuando pude y así es el juego. Esto no es un sprint, es un maratón», dijo la rusa.

El partido estuvo marcado por el enorme número de errores no forzados de ambas, 51 de María y 53 de Serena, y sobre todo por el volumen de los desquiciantes chillidos de la rusa en cada golpe. Fueron 33 golpes ganadores de Williams los que al final decidieron su presencia en la final, la novena de Grand Slam de su carrera.

Serena ganó el Abierto de Australia 2003, Roland Garros 2002, Wimbledon 2002 y 2003 y el Abiertos de Estados Unidos 1999 y 2002, pero sigue insaciable. «No hay nada que adore más que salir ahí fuera, escuchar que anuncien mi nombre y que la gente enloquezca. Me encanta eso», remató la menor de las Williams.