Es la historia de la música nacional. Cantó y tocó para todos los públicos el más romántico bolero de antaño, el merengue liniero o las danzas que prefería el tirano Trujillo para lucírsela en el salón con la más hermosa dama de la fiesta.
Aunque ahora su guitarra sólo vibra para animar a los amigos y amenizar encuentros familiares y sociales, Sergio Augusto Frías Rodríguez, AFrías Kent@, como fue su nombre artístico, o Sergio el Feo, el mote que le asignaron para diferenciarlo de dos tocayos que le acompañaban, pulsaba contrabajo, guitarra eléctrica y fue tambor mayor de la Banda de Música que alegró el corazón de los enamorados de otros tiempos en las retratas de los parques, o dijo presente con su batuta en los desfiles y mítines políticos, cuando las piezas Era gloriosa, Seguiré a caballo, Najayo, El Flume, El rompeoloas o No lo tumban eran infaltables en las manifestaciones públicas.
Pero también interpretaba discretamente el merengue La miseria, estando Trujillo vivo, y con más gusto cuando tumbaron al llamado Benefactor, que lo había prohibido durante su mandato. AAquí en Mao era que se lo iban a lamber, donde el coronel Julio Pérez, que le dio una fiesta a dos orquestas, la Generalísimo Trujillo (Santa Cecilia) y la Hermanos Arté. A mí me invitó Rafael Colón para que fuera con la guitarra eléctrica. Trujillo asistiría, pero entonces se dio una contraorden: que la suspendieran, que ya iba por Esperanza. Ahí estaban De la Masa y casi todos los que después lo mataron@, cuenta don Sergio en su humilde vivienda de Mao a donde fue a vivir en los 50, luego de una intensa actividad artística en Santiago, donde nació el diecinueve de septiembre de 1927.
Sergio el Feo ha sido contraparte de Elenita Santos, Lucía Félix, el cubano Benny Montesinos, Armando Recio, Guarionex Aquino, Rafael Colón, Francis Santana, Armando Beltré, Goyo Rivas, Rojita, Cachú… Copiaba merengues típicos a Las Hermanas Cruz. Dio cabida en su orquesta a generaciones de músicos y cantantes, abuelos, padres, hijos que han descollado en las orquestas de Juan Luis Guerra y Rafael Solano. Alegró a las trabajadoras sexuales y sus ricos acompañantes en lugares Ade vida licenciosa@ y pasó cuarenta y siete años de kepis, saco, corbata y batuta ejecutando óperas, obituarios, danzones, merengues, valses y hasta tangos en clubes, teatros, plazas…
Interrumpió el dulce sueño a casi todas las pretendidas muchachas de Santiago y Mao en serenatas románticas que las conmovían hasta dar el sí y que casaron y siguen unidas a los que les llevaron a Sergio o a otro cantante para que este consagrado guitarrista le hiciera coro. Hoy es un hombre espectáculo que no sólo canta y toca sino que embelesa también por el amplio repertorio de vivencias que matizan su pasado, plasmado en cancioneros, infinidad de fotos, cartas, notas, discos, reconocimientos que conserva y muestra con patética alegría.
[b]En Santiago[/b]
Sergio Augusto nació bajo el arrullo de unas cuerdas, hijo de Rosalía Rodríguez y Arturo Frías, un guitarrista que hacía trío con Bienvenido Troncoso y Chita Jiménez en la Salvador Cucurrullo, de La Joya, donde otros dos músicos famosos deslumbraban su infancia: los hermanos Ñiní y Tavito Vásquez.
La música le perseguía y por ella abandonó los estudios de la escuela Colombia en el octavo curso porque su maestro de ebanistería, Fellito Parra, era guitarrista y tocaba además bajo en La Voz Dominicana, acompañando a Rafael Colón. Pasó a ser su discípulo también en arte y recibió de Parra los tonos básicos de la guitarra y las primeras notas del contrabajo, por lo que fue su asistente nocturno en los más exclusivos cabarets de Santiago.
Muy joven tocaba en El Versalles, de Baracoa y en el Riverside y el Shangrilá, de Bella Vista, Asitios de mujeres de vida alegre, pero era diario y de ahí salía la borona, nos pagaban un peso diario y entonces nos recibían las fichas@, en lo que se convertían las bebidas que les enviaban los músicos: los dueños le entregaban el equivalente en dinero.
De ahí pasó a tocar en vivo en todas las emisoras de esa localidad: AHI9B, de Morito Sánchez; HI1A, de Rafael Western; HI1S, de Vicente Sarnelli; La Voz de la Reelección, de Expedi Pou. Me acompañaban Julián Núñez, cantante y maraca; Ángel María Estévez (Niño), guitarra acompañante y yo era guitarra prima@.
Fellito Parra, cuenta, ganó fama sobre todo después que compuso Claro de Luna y Petán lo contrató para sus emisoras en Bonao y Ciudad Trujillo mientras Sergio se quedaba en Santiago lanzando por las ondas sonoras las piezas Desesperanza, Flor de té, Niebla del riachuelo, Maibá, Al pié del bambú, No me interesa, que aun están frescas en la magia de su media voz y en su mente lúcida.
El cantante José Antonio Caro (Azabache) lo invitó en 1950 a tocar en el Hong Kong, de Mao Ay a Milito Arté le gustó mi actuación y me mandó a buscar para que tocara el contrabajo en su orquesta Hermanos Arté. Anduve con ellos la línea entera@. De ahí recuerda a Daniel Colón, Antonia Arté, Rico Luna, Chino González y Sergio García, nuevos temas como Evocación, Siempre a tu lado, Humo en los ojos y varios merengues típicos: ADe Monción salieron a caballo/ Porfirio, Genaro y Radhamés/ pasaron por donde Graciela/ y ahí bebieron café/ Voy a contar una historia/ de lo que pasó en Monción/ Porfirio pidió tableta/ y le dieron salchichón.
Pero el que más parece gustarle es La Breña: AYo bajé a la línea/ y me enamoré/ si me da la gana/ me vuelvo otra vez./ Milito y Cristóbal/ bajaron a Cana/ de allá los subieron/ a palo y macana/ Milito decía/ dejo los jarretes/ Cristóbal se salva/ en un caballete@.
Cuando muere el maestro Emilio Arté Canalda, Sergio el Feo formó su propio grupo, que bautizó Profesor Emilio Arté, y que integraban Papo Núñez, Humberto Reyes, Lucero Colón, Domingo Rodríguez, Patricio Bonilla, Antonio Corcino y Orlando Rodríguez (Cucha).
Cientos de nombres se suceden en su documentada y grata charla, compañeros de bohemia a los que ha sobrevivido y otros menos activos que él en el arte. Está casado con Lesbia Taveras, madre de sus hijos Homero Arturo, Rosa Altagracia y Sergio Augusto.
Le dicen Sergio el Feo porque en la orquesta había tres con el mismo nombre, apellidos Reyes, García y Frías, y cuando llamaban a uno se paraban los tres. García, Ael más jocoso@, resolvió: Ayo soy el bonito, usted es el Feo y Reyes es La Flaca… pero entonces, a Sergio García le llamábamos Sergio el Monito… .