La influenza es una de las enfermedades infecciosas más comunes del aparato respiratorio. Es producida por un orthomixovirus que se propaga a través de micro partículas aéreas que son aspiradas desde el aire. Tiende a presentarse en forma de brotes epidémicos durante los meses de otoño e invierno. Mayormente se reconocen tres variantes del microbio, a saber: tipo A, B y C. La cepa A está asociada a una mayor mortalidad.
Dicha afección se presenta en su forma clínica luego de unos cuatro días de incubación y la queja más frecuente es el comienzo súbito de fiebre, malestar general, congestión nasal, molestias de garganta, tos y dolores musculares. La conjuntiva ocular luce enrojecida notándose irritación y lagrimeo. En personas con defensas orgánicas en condiciones óptimas esta dolencia desaparece en aproximadamente una semana. Las complicaciones que se observan a menudo en orden decreciente son la sinusitis aguda, la otitis, bronquitis y pulmonía. En los casos ordinarios se recomienda reposo, analgésicos y antitusivos. No es aconsejable tomar aspirinas puesto que se han reportado casos de falla hepática y trastornos cerebrales serios en pacientes con influencia que toman este tipo de medicamento; en su lugar se prefiere el uso de acetaminofen.
En 1997 se reportaron en Hong Kong varias personas con síntomas de este síndrome febril, las cuales trabajan en granjas avícolas donde se habían detectados brotes de influencia en gallinas. De ellas, seis fallecieron. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta en Enero de 2004 brotes de la enfermedad en Japón, Corea del Sur, Vietnam, Tailandia y Camboya. Millones de aves han sido sacrificadas en un intento por detener la expansión del mal.
La Unión Europea suspendió la importación de carne de aves procedentes de Tailandia y otras naciones asiáticas del pacífico con la intención de evitar la propagación del virus a otras especies incluyendo al humano. En la segunda y tercera semanas de Enero de 2004 otras cinco víctimas mortales, incluyendo una niña de siete años fueron registradas en Vietnam. Desde Hanoi y Bangkok, capitales vietnamita y tailandesa respectivamente, se reportan casos documentados de transmisión de influenza en seres humanos a partir de aves infectadas.
Las autoridades de salud australianas han reforzado los controles sanitarios en aeropuertos y estaciones marítimas para viajeros y mercancías procedentes de Japón, Taiwán, Malasia, Singapur, Vietnam, Tailandia y Camboya. La reciente mutación del virus aviario H5N1 que ha dado lugar a esta epizootia, es gran motivo de alarma internacional la cual se justifica debido a los daños económicos en la agropecuaria y el riesgo de morbilidad y mortalidad en humanos en esos países hermanos. Equipos de especialistas de la OMS, así como expertos de la Organización de la Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), realizan investigación en varias ciudades de Vietnam a fin de dilucidar los detalles de esta nueva modalidad de influencia.
A pesar de que gran parte de la atención de los dominicanos se concentra en desarrollar vacunas que pongan coto a la epidemia alcista de los productos de consumo diario, las medicinas, combustibles, servicios, etcétera, etcétera, no por ello debemos ignorar lo que acontece en otras latitudes del globo. La rapidez de las comunicaciones y el transporte, así como el continuo intercambio de productos comerciales con naciones asiáticas nos hacen vulnerables de importar este letal microorganismo.
Evitemos que nos acaben con las pocas gallinas que tercamente han resistido la embestida aniquiladora de la inflación de sus insumos. Protejamos los pollitos y las garzas. Llamemos a expertos del mundo desarrollado para que nos asesoren acerca de cómo evitar que nos ataque la gripe del pollo, el mal de las vacas locas y la peste reeleccionista.