Hoy 
LOS RAYS DE TAMBA BAY
Los Rays de Tampa Bay se encuentran viviendo un sueño muy placentero.
Y cómo no.
Luego de haber terminado como el peor equipo de las mayores la temporada pasada, hoy los Rays son un equipo totalmente diferente en las Grandes Ligas.
Y no solo en el papel o en el terreno sino en los resultados día por día.
Primero fue el nombre, pues dejaron de ser Devil Rays para ser solo Rays.
También modificaron su uniforme, su logo y un poco hasta los colores del club.
Luego vino lo verdaderamente importante.
Bajo la guía del dirigente Joe Maddon, y con actuaciones superlativas de jugadores como Carlos Peña, B.J. Upton, Cliff Floyd y Willy Aybar, los Rays ganaron la División Este de la Liga Americana, sorprendiendo a todos los incrédulos que desde junio pronosticaban su caída.
Luego vino la serie de división contra los Medias Blancas de Chicago.
Ahí le callaron la boca al dirigente Ozzie Guillén (algo muy difícil de lograr) y pasaron sin problemas para la Serie de Campeonato.
Nuevamente llegó la hora de las dudas para los Rays.
Pero de nuevo, los Rays se mantuvieron sorprendentes, recordando a aquellos Mets de Nueva York de la temporada de 1969. Luego de colocarse arriba 3-1 ante los Medias Rojas de Boston y a solo siete outs de conseguir su boleto para la Serie Mundial pareció venir el inicio de la debacle que se había pronosticado por tanto tiempo.
Perdieron dos juegos seguidos y la serie se empató. Ahí entró en juego el pitcheo tan sensacional que había causado estragos todo el año.
Vino Matt Garza para ganar su segundo partido de la Serie de Campeonato, que le mereció el premio al Jugador Más Valioso de la fase semifinal.
Pero Garza no ha sido el único lanzador de éxito para los Rays.
Sumen a ese grupo a Scott Kazmir y James Shields.
Los Rays han sido subestimados por demasiado tiempo. Ya es tiempo de que se les comience a tomar en cuenta.
Joe Maddon
El veterano capataz de los Rays es un hombre que ha demostrado tener un manejo mucho más que adecuado de sus jugadores jóvenes, principalmente dándoles la confianza y motivación que necesitan para poder producir al máximo sin ponerse presión sobre sus hombros. Aunque en el pitcheo ha sido poco ortodoxo, los resultados han sido mucho más que aceptables y los resultados le dan el visto bueno.
