Serpico

Serpico

“Serpico”, probablemente es recordado por muchos como el título de una película policíaca, pero en realidad es el apellido de Francisco Vicent Serpico (Frank), un Policía honesto de New York, quien por poco pierde la vida al actuar correctamente.

Su caso destapó un escándalo que afectó gravemente al cuerpo policial de la ciudad mencionada, y dio origen a la creación de la “Comisión Knapp”, la cual investigó la enorme corrupción que existía en esa organización, dando lugar a importantes cambios, que modificaron la manera de actuar de la misma.

La película, protagonizada por Al Pacino, vino a mi mente a raíz del caso DICAN, y de los asesinatos de miembros de grupos transportistas en los que se involucran integrantes de la Policía Nacional.

No es nada inusual que en las Policías de muchas partes del mundo existan casos de corrupción y de mala conducta, y que quienes tienen a su cargo el orden público, en lugar de transmitir tranquilidad provoquen miedo. El que esto ocurra en otros lugares, no indica que nos conformemos con lo que aquí tenemos.

En la República Dominicana se repiten con frecuencia casos en los que aparecen involucrados en actos delincuenciales, tanto miembros de la Policía Nacional como de las fuerzas armadas, sin que las escasas sanciones que se aplican evidencien un cambio de conducta en estos organismos. Parece que es difícil actuar adecuadamente en ese ambiente.

Es importante señalar, que se sabe, que con los salarios que reciben clases, alistados y oficiales de cualquier rango, no se pueden cubrir las necesidades básicas de una familia, por lo que existe una tácita aceptación de que necesitan “buscársela” para completar sus ingresos. Algunos lo hacen recurriendo al pluriempleo y otros delinquiendo descaradamente.

El crimen, la violencia e inseguridad propiciadas por esas actuaciones, impactan negativamente todos los sectores de la sociedad, afectan el clima de inversiones y debilitan la legitimidad de las instituciones involucradas.

Por eso es necesario que no se pasen por alto estos hechos, y se les dé la importancia que verdaderamente tienen, sancionándose severamente, y tomando los correctivos de lugar, para tratar de que no se repitan. Para esto la justicia tiene que jugar el papel que le corresponde, y tanto fiscales como jueces cumplir con las responsabilidades puestas a su cargo.

Creemos que el pago de un salario decente, permitirá reclutar personas con un perfil diferente y convertirá en menos vulnerables a los integrantes de esos cuerpos. Es preferible tener una Policía bien pagada, bien preparada, honesta y positivamente motivada, que una numerosa y corrupta.

Durante el año 1971, Frank Serpico, quien aún vive, testificó ante la comisión investigadora, entre las muchas cosas que dijo, estas palabras me llamaron la atención: “Espero que en el futuro los Policías no tengan que experimentar la frustración y la ansiedad que yo pasé a mano de mis superiores, quienes frente a mis intentos de reportar la corrupción no mostraban ningún interés”.

Aspiramos a que la Policía haga los cambios que se requieren y que quienes quieren actuar honestamente no se sientan tan desprotegidos y solitarios como Serpico.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas