Lo esencial de las misiones del servicio exterior de las naciones ha cambiado sustancialmente. Para el mejor funcionamiento de las relaciones imprescindibles entre las naciones del escenario mundial – principales actores en el mismo – han existido por siglos las representaciones oficiales acreditadas en cada país. Inicialmente, en lo esencial, sus misiones estaban relacionadas con cuestiones de la paz y la guerra, facilitar los contactos y el intercambio de información. Eran también, en muchos casos, centros de “espionaje” – hoy se diría de recaudación de información de “inteligencia” -. Ciertamente, los cuerpos diplomáticos más eficientes y organizados siguen siendo centros de captación de información. Para eso existen. Pero hay dos diferencias importantes: la legalidad o ilegalidad del proceso y ello se determina por el hecho de que la “fuente” sea pública o “clasificada”. Pero también, si se trata de información sensible para cuestiones de seguridad e integridad o para el desarrollo y profundización de las relaciones económicas.
Esto último debe ser la prioridad máxima para las misiones diplomáticas para países como la República Dominicana – aunque es válido para todos-. Mantener una estructura de servicio exterior es imprescindible, pero es cara, requiere la inversión de importantes recursos. Por ello se debe velar por el más alto nivel de profesionalización del personal, lo que implica no solo estar bien implicado en la Convención de Ginebra y demás normas que regulan las relaciones diplomáticas entre los países; sino, además, estar atento para identificar, y promover, intereses económicos – comerciales del país. Es mucho lo que se invierte en el servicio exterior, y habrá de invertirse más en aras de ganar en eficiencia y presencia, pero debe estar en capacidad de revertir esa inversión. En la realidad del mundo global en que vivimos las misiones diplomáticas tienen mucho de “inversión económica”. El Gobierno que no lo vea y lo comprenda así está perdiendo oportunidades y, posiblemente, competencia.
Las embajadas y consulados deben dar un seguimiento permanente y minucioso a toda información de carácter económico que pueda tener una implicación de interés para su país, ya sea comercial, de inversión, una licitación. No se trata de sentarse en un buró a esperar que le toquen la puerta, es salir a buscar información y si se queda sentado debe estar revisando periódicos, revistas, declaraciones. Las fuentes públicas y abiertas son de una utilidad excepcional… si se hace el trabajo. Por los resultados se debe medir la eficiencia.
Una Misión diplomática acuciosa y atenta para desarrollar su trabajo está pendiente de cualquier funcionario de su país que por un motivo u otro visite la nación donde se encuentre y aprovechar la ocasión para facilitarle encuentros, conferencias, entrevistas, todo ello puede redundar en oportunidades de negocios. Habiendo sido profesor en el Instituto de Servicio Exterior de la Cancillería cuando he viajado a algún país con alguna ligera holgura de tiempo he informado a la embajadora correspondiente en el Ministerio de Relaciones Exteriores para que informe a la embajada en el país a visitar la posibilidad de “serle útil”. En verdad, nunca he podido serlo.