Servicios exprés para ilegales

Servicios exprés para ilegales

WASHINGTON (AFP).- Por 2.000 dólares suplementarios pagados a los “coyotes”, dos jóvenes guatemaltecas lograron entrar a Estados Unidos evitando los nuevos dispositivos aplicados por Washington, sin haber tenido que caminar durante casi dos días por el desierto, como otra de sus familiares.

María L. y su prima Marisol, dos guatemaltecas de 20 años, cruzaron la frontera después que el Congreso estadounidense y el presidente George W. Bush se comprometieran el año pasado a frenar la inmigración ilegal y aprobaran la construcción de un muro en la tercera parte de la frontera con México.

Las medidas estadounidenses tuvieron como efecto un alza de las tarifas de los “coyotes”, los traficantes que cobran por introducir a indocumentados en Estados Unidos, que lanzaron inmediatamente un llamado “servicio exprés”, por el que optaron las dos primas, mediante el pago de 2.000 dólares de recargo.

“Muéstrame un muro de tres metros y te enseñaré una escala de 3,30 metros”, declaró a la AFP Rich Pierce, vicepresidente del sindicato de la Patrulla Fronteriza, dejando entrever su escepticismo por la medidas aplicadas para frenar la entrada de indocumentados a Estados Unidos.

Los testimonios de ambas guatemaltecas, actualmente radicadas en el área metropolitana de Washington, demostraron hasta qué punto los “coyotes” adaptan sus servicios a medida que Estados Unidos modifica su presencia en la frontera. “Es cuestión de jugar al gato y al ratón con la migra (agentes fronterizos)”, explicó Marisol.

Su prima María G., de 26 años, cruzó la frontera sin optar por el servicio “exprés”: pagó 3.000 dólares de adelanto y otros 2.500 en Houston (Texas, sur), tras entrar en territorio estadounidense, haber cruzado el Río Grande a nado y haber caminado por el desierto casi dos días.

Los coyotes “no son buenas personas”, explicó María G. “No hicieron nada (al cruzar el Río Grande) y tampoco tenía un lazo” para tratar de rescatar a las dos personas del grupo que fueron arrastradas por la corriente del río y nunca más volvieron a ser vistas.

Después, el grupo de indocumentados caminó durante dos días para evitar los controles de la Patrulla Fronteriza. Los “coyotes” les vendían por cuatro dólares latas de atún y por tres un paquete de papas fritas.

Sus dos primas no tuvieron que padecer el desgastador y arriesgado recorrido a través del desierto. Gracias a la “Fórmula exprés”, los coyotes les dieron falsa documentación estadounidense tras cruzar el río y luego esperaron tranquilamente durante siete días que empezara a llover.

“Cuando llueve, la migra no revisa todos los camiones”, afirmó Marisol. Cuando la lluvia empezó a caer, se subieron a una camioneta y viajaron hasta Houston, donde pagaron los 2.000 dólares restantes y pudieron tomar el primer avión para Washington aquella misma tarde.

En total, el viaje desde Guatemala hasta Houston, les costó 7.500 dólares.

Pierce se mostró reacio a creer la historia de la lluvia. “Los 11.000 agentes de nuestro sindicato revisan los vehículos “que llueva o que haga sol. Pero, al fin y al cabo, lograron pasar, ¿no?”, preguntó.

De hecho, las dos primas ya tienen trabajo en las afueras de Washington. María G. limpia casas y Marisol prepara comida congelada.

“Alguien siempre sabrá pasar”, afirmó María G, que trabaja en una tienda.

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