Servicios obsoletos y poco transparentes

Servicios obsoletos y poco transparentes

Altagracia Paulino

Después de 27 años del llamado crecimiento económico, muy poco se ha avanzado en lo referente a la calidad de los servicios que recibimos en todos los aspectos de nuestro hacer diario.

La República Dominicana es un país definido como de renta media, tenemos muchos vehículos de “alta gama”, pero escasean los servicios de salud y ni qué decir de la calidad de todo lo que se usa y se consume.

A este nivel de crecimiento deberíamos ya poseer un gran laboratorio metrológico que pueda proveer a los dominicanos de las informaciones claras y precisas sobre lo que estamos consumiendo.

Este laboratorio podría convertirnos en el referente para Centroamérica y el Caribe y en un proveedor de servicios a toda la región.

Debemos de tener un laboratorio para que los ciudadanos tuviéramos la posibilidad de verificar la calidad, la cantidad y las proporciones de todo lo que indican las etiquetas de los artículos que empleamos y consumimos.

Por ejemplo, debemos de saber la naturaleza del agua embotellada; si la leche es leche y no una mezcla de fórmulas, si de verdad está descremada, si tiene o no lactosa y en qué proporción.

Es importante saber si las bebidas que dicen “sin azúcar” carecen del dulce, si los gramos y miligramos que expresan en los envases de los medicamentos son verídicos, y si los kilovatios de energía que consumimos son reales.

Un laboratorio que sea confiable, certificado y manejado con la profesionalidad, la ética y el compromiso de servir a todos los ciudadanos sin importar religión ni bandería política.

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Necesitamos generar confianza en los servicios que ofrece el Estado; la falta de credibilidad es una gran carencia.

De manera deliberada o no, las instituciones oficiales no son confiables y se debe a que muchos servidores estatales no han asumido que los contribuyentes les pagan para que desde la administración les sirvan a los ciudadanos.

Cuando acudimos a quejarnos a una empresa proveedora de energía no sabemos si el contador está calibrado, o si las medidas tomadas corresponden al consumo real.

Muchas veces nos llaman para preguntar: ¿usted conoce a alguien en tal o cual institución? “Es que necesito que me resuelvan una situación porque me la han puesto en China”. Esto ocurre en todas las áreas de la administración pública, ya sea en la salud -donde son más precarios los servicios-o cualquiera de las instituciones del Estado,

La administración actual y las que vendrán, deberán adecuar los servicios a los ciudadanos a la transformación económica que se exhibe, a devolver con buenos servicios los impuestos que pagamos y romper de esa manera la impotencia que sentimos a la hora de necesitar y contratar un a un proveedor público

Lo del laboratorio es de urgente necesidad porque serviría para aquilatar la certeza, reducir la incertidumbre y recuperar la confianza hasta en nosotros mismos.

Todos tenemos derecho a saber, a estar informados, es lo que nos dará poder para ejercer nuestra facultad, a ser resarcidos, como manda el artículo 53 de la Constitución de la República, que consagra los derechos del consumidor. Soñar el país que debe ser no cuesta mucho.