Servidores muy mal pagados

<STRONG>Servidores muy mal pagados</STRONG>

Si alguna cualidad hay que reconocerle a los bomberos dominicanos debe ser  su enorme  vocación de servicio a la comunidad. No creemos que alguien  con necesidad de ganar el sustento de una familia piense que puede resolverlo con el salario de un bombero. Aparte de ser muy mal pagado, este servidor no cuenta con  buenos seguros médico y de vida que le garanticen protección a él y sus dependientes.

Y la situación de los cuerpos de bomberos no difiere mucho de la de sus integrantes. La falta de equipo adecuado, como camiones extintores   y trajes para altas temperaturas, es una constante en la mayoría de los cuarteles. Las exiguas asignaciones de fondos no  permiten ni siquiera mantener en buen estado el equipo existente y los ayuntamientos a que están adscritos no pueden ayudarlos.

Les falta  sistema de comunicación especial para casos de emergencia mayor en que eventualmente colapse el servicio telefónico. El servicio de llamadas de emergencia 911 sería un reto difícil para los nuestros bomberos. Este es un país en el que el riesgo de incendio es mayor por descuidos como el que existe en el trasiego de sustancias inflamables y en la instalación de gas propano a vehículos.  El Gobierno debe tomar nota de las necesidades salariales y operacionales de los cuerpos de bomberos, y atenderlas como corresponde.

El crimen sigue desafiante

El crimen organizado sigue poniendo a prueba la capacidad de respuesta de nuestros sistemas de seguridad ciudadana. El asesinato  del coronel del Ejército Domingo Antonio Pérez Paulino y las heridas a la sargento María Cristina Santana Blanco, adscrita a la DNCD que le acompañaba, y en otro hecho la muerte a balazos del teniente de la Policía Fernando Almonte Torres, en dos atentados cuya vinculación se investiga cometidos  en Moca, se inscriben en la situación de provocación y asedio en que la delincuencia mantiene a esta sociedad.

Las autoridades tienen que dar pronta y certera respuesta a estos crímenes. Tienen que mejorar la protección de sus propios oficiales y activar mecanismos de prevención más efectivos que los actuales. Las investigaciones deben dejar bien esclarecidas  las circunstancias en que se cometieron ambos ataques mortales.

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