Siempre me he preguntado ¿por qué los dominicanos alabamos y hasta endiosamos a los funcionarios públicos cuando realizan alguna obra social, si están dentro de sus obligaciones?
Es probable que sea por falta de conocimientos o de educación ciudadana sobre sus propios derechos y sobre las obligaciones de todo servidor público que recibe un salario que lo paga la sociedad.
Cuando hablamos de servidores públicos nos referimos al Presidente de la República, Vicepresidente, ministros, directores generales, gobernadores, alcaldes municipales y funcionarios y empleados de niveles inferiores.
Desde la máxima autoridad (presidente) reciben altos salarios y otros que los sostiene el pueblo por sus altos cargos e investiduras públicas, pero servidores al servicio de la sociedad.
Cada quien que ocupa una posición funcionarial, con definidas obligaciones y tareas que deben cumplir de manera eficiente, eficaz honesta, con calidad y sin esperar que lo glorifiquen y hacerla pasar como una ayuda social o persona humanitaria.
Cumplir como servidor público no es una virtud, es un deber. Los ciudadanos no tenemos que rogar y pedir favores a ningún funcionario para que solucione un problema que afecta a la comunidad.
Consideramos que un buen funcionario es aquel que no tiene que esperar que la comunidad le haga una huelga, una protesta o le implore por algo que demanda.
Es un derecho ciudadano ser provisto de los servicios básicos, y para los cuales sostiene con sus tributos. A veces nos indignamos cuando observamos a comunidades pidiéndole al Presidente soluciones.
Situaciones que corresponden ser resueltas por equis funcionario, luego, cuando suelen resolverlas, muchos exigen a esa comunidad agradecer y lo utilizan para futuras postulaciones a cargos políticos, olvidando que es su obligación.
Entendemos que cumplir una obligación, no amerita “voluntad política”. Pues quien cobra para servir, no tiene que tener voluntad, sino “obligatoriedad laboral y responsabilidad”.
En ningún momento los ciudadanos no estamos obligados a lisonjear ni endiosar a ningún funcionario (a) publico (a) que cobra un lujoso salario para que cumpla sus funciones con eficacia y racionalidad.
Exhortamos que se eduque más a la ciudadanía para que conozca sus derechos y las obligaciones de los servidores públicos sin importar jerarquías, porque todos cobran un salario para que le sirvan al pueblo con calidad y eficiencia.
“Los buenos funcionarios no esperan que lo premien, al contrario, se sienten satisfechos por haber cumplido correctamente sus obligaciones públicas”.