Servidores transparentes, no serviles

Servidores transparentes, no serviles

Cuando Nerón decidió prender fuego a Roma, fueron pocas las personas de su entorno las que se atrevieron a decirle lo contrario.

La gran mayoría de sus consejeros decidieron avalar su intención por evitar chocar con el hombre dueño del poder.

El emperador ejecutó su acción destruyendo la imponente ciudad y, sobre todo, ahogando en las llamas a una cantidad enorme de vidas serviles.

Un pernicioso servicio hacen aquellos que, por deseo de comulgar con un gobernante, evitan señalarle sus errores y los males que padece el pueblo.

Desgraciadamente, en nuestro país el tipo de conducta que existe entre las personas que reciben algún tipo de beneficio de un Gobierno es hacer planteamientos positivos a diestra y siniestra con el propósito de hacer creer que todas las cosas andan bien. Existen los maestros de las percepciones, de los puntos de vistas y de las lecturas según lo deseado. 

Tanto es así, que un mandatario sin ojos ni oídos para su pueblo, puede ser tremendamente confundido.

Es por eso que cuando alguien desea encontrar la verdad, no siempre debe buscarla entre sus beneficiados, pues el servilismo, la falta de carácter y el temor de perder lo que se tiene ante la franqueza mata la sinceridad.

Evitarle malas noticias, era uno de los grandes esfuerzos de los allegados de Nerón. El mejor servicio a un gobernante es decirle la verdad sobre cómo andan las cosas en su pueblo.

No es criticar con el escozor del opositor empedernido, sino de sugerir, orientar, proponer y señalar para que se ejecuten acciones de solución, algo que logrará la eficiencia y la ponderación de una gestión y de un Presidente.

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