Servir el  vino

Servir el  vino

POR OLGA SANTOS-ÁLVAREZ
PARÍS.- Vale la pena saber servir el vino porque probablemente lo disfrutará mayormente; ojo, no me refiero  a los gestos estudiados de un Sommelier que estudia varios años para poder defenderse en lo que concierne nuestra bebida preferida. Si no a las pequeñas reglas o conocimientos necesarios para tomar un vino al máximo de su potencial.

 Para el consumidor normal las siguientes notas pueden ser útiles:

 No mover el vino bruscamente, tratarlo como si fuera una porcelana fina, o un recién nacido, para evitar mover demasiado las moléculas que después causarán un alboroto en el cuerpo del vino; suena chistoso, pero es verdad, especialmente si se trata de un caldo con sedimento. El sedimento existe en vinos de cierta edad, y también en vinos cuya vinificación permite el desarrollo del famoso sedimento. (Demasiado largo para explicar aquí.)

Pues, lentamente echar el vino en una garrafa dejando las heces en la botella. Los hombros de la botella sirven para detenerlas siempre que ésta haya estado de pie tranquila un par de días (mínimo un día) para que todo baje al fondo. Esto también permite que respire el vino y se redondea mas rápidamente que si se deja en la botella.

Poner el vino en una garrafa es todo un procedimiento, todos los sommeliers aprenden esto; es un ritual que deben de presentar para los concursos internacionales. El método de trasegar una botella es largo de explicar en su totalidad, en el futuro se podrá hacer un escrito de ello.

Tomar el vino a su edad apropiada es otro tema que lleva mas espacio del que tenemos aquí. Afortunadamente, la mayoría de las botellas que se encuentran en el mercado están ya listas para tomar.

Servir el vino a su temperatura adecuada, si todavía piensa que el vino tinto se sirve a su temperatura ambiente ¡pare ahora mismo! Busque en los artículos pasados, publicado en este medio, en mayo, para una explicación más detallada. La regla general es no pasar los 18º C para el tinto, y estar  alrededor de los 10 grados para los blancos.

Servir en copas de vidrio. Si es cierto que el cristal es complicado pero no es imperativo. Servir el vino en copas de cartón o plásticas cambia el sabor. ¡Compruébelo! Lo que sí es importante es que sea en copa de vidrio.

Ponga la copa a la mitad;  si es una copa muy grande menos. Si la copa es  pequeña, un poco más de la mitad. No es por tacañería, como piensan algunos,  sino que permite poder mover el vino adecuadamente para airearlo y gozar de su aroma o “bouquet”.

Y para terminar, dicen que el vino lo tiene todo: color, sabor y hasta el espíritu, que frecuentemente cambia el humor del que lo toma, solamente le falta el sonido y para esto siempre se tocan las copas deseando felicidad y así se le disfruta más.

¡Santé!

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