Severino, el militar que trabaja en el Congreso, trasladado y esperando ayuda

Severino, el militar que trabaja en el Congreso, trasladado y esperando ayuda

Luego de que hace poco más de dos meses su casa se inundara por las torrenciales lluvias en Hacienda Estrella, Santo Domingo Norte, el sargento mayor Nicólas Severino, el militar que trabaja en el Congreso Nacional, está a punto de perder su pensión producto de 23 años de trabajo en las filas del Ejército de la República Dominicana.

Una fuente confió al Periódico Hoy que Severino fue trasladado de su puesto, con supuestamente su celular intervenido por la Dirección de Inteligencia del Ministerio de Defensa, mejor conocido como el J-2, y amenazado con ser despedido por sus superiores que están asignados al Congreso Nacional.

Esa es la situación actual de Severino desde hace 2 meses de aquel un video que mostraba las condiciones en las que vive, junto a su madre y su hijo, luego que fuertes aguaceros le inundaron su residencia.

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Actualmente, nadie en el Congreso Nacional sabe del oficial del Ejército Nacional y mucho menos se ha podido hablar con él. (Archivo).

Este reportero conoció además que el militar fue movido hacia el Club de los Legisladores, ubicado en Santo Domingo Este, como escarmiento luego de la publicación de este diario, en la que se detallaba las necesidades por las que está pasando “el Varón de Dios”, como es conocido sargento. Pero, además, se tramitaría desde el Ejército que Severino vaya a trabajar permanentemente hacia un puesto militar en la frontera, para que, al no querer acatar la decisión, renuncie y pierda sus derechos laborales de más de 20 años.

«A ese pobre hombre le han hecho la vida imposible desde que salió la noticia en los periódicos. Lo llevaron para el club para que nadie lo vea, si lo quieren ayudar, ni se acuerden de él. Un hombre tan bueno y que hasta cristiano es», aseguró la fuente.

Este diario intentó en varias ocasiones llamar al guardia a fin de saber de su situación, pero tras un breve saludo, un ensordecedor ruido interrumpió la conversación haciendo imposible la comunicación.

Según explican oficiales conocedores del tema que fueron consultados, esto sucede porque en el interrogatorio de rigor que se le practica a todo miembro que es investigado se le confisca el celular y se le hace el procedimiento tecnológico a fin de rastrear las llamadas o bloquearlas.

Actualmente, nadie en el Congreso Nacional sabe del oficial del Ejército Nacional y mucho menos se ha podido hablar con él. «El pobre Severino no quiere hablar con nadie, porque teme que le hagan daño. El solo está pidiendo a Dios que meta su mano. Ese coronel no quiere saber de evangélicos y Severino a todos le decía ‘Dios te bendiga manito’. Ojalá algún funcionario de esos lo saque de ese calvario, porque no se lo merece», agregó la fuente.

¿Y la ayuda?

Las tres instituciones del Gobierno que se comprometieron a auxiliar a Nicolás Severino, su hijo de 16 años y su anciana madre, extrañamente nunca pudieron dar con él, por lo que optaron por no insistir, debido a que tenían que atender otras situaciones.

«Nosotros intentamos llamarlo pero él no toma las llamadas», reveló en confidencialidad representante de la Presidencia de la República.

Las ayudas que prometieron “no han llegado”, dijo la fuente. Este diario contactó al equipo de trabajo de la primera dama de la República, quien previamente había mostrado interés por ayudar al militar, pero se supo que, hasta el momento de la publicación de esta nota, hasta la comunicación con él se ha dificultado.

Periodistas que cubren la fuente el Congreso Nacional que conocen a Severino, dijeron que entre ellos recolectaron unos 50 mil pesos y se lo hicieron llegar a través de una periódista de CDN, canal 37, días después de darse a conocer la triste noticia de que su casa se llenó de agua y los pocos trastes y la destartalada motocicleta que tenía se le dañaron.

Algunos compañeros y gente que conoce al sargento mayor Nicolas Severino creen que quizás con los posibles cambios que el presidente Luis Abinader realice en las filas militares y tren gubernamental, la situación de «el Varón de Dios» pueda mejorar tal vez con un nuevo rango o que le toque un mejor jefe superior.