Sexo, dinero, poder y patriotismo

Sexo, dinero, poder y patriotismo

Samuel Luna

El sexo, el dinero y el poder son las tres cosas que nos destruyen y arruinan a los líderes cuando actuamos sin reglas y de forma desenfrenada. Intrínsecamente el sexo, el dinero y el poder son parte del ser humano, pero cuando lo usamos para controlar y perjudicar a los demás, lo que hacemos es desnaturalizarlos, convirtiéndolos en cloacas  con olor desagradable.

Hoy podemos ver como nuestro líderes políticos y de otras esferas se desplazan en todo el territorio nacional buscando dinero, adquiriendo poder para seguir en la maquinaria del Estado, y otros rompiendo aquel pacto matrimonial que ellos hicieron frente a nuestra sociedad y de frente a Dios, lo quebraron al practicar el sexo con mujeres ajenas, tratando de llenar el vacío que arrastran detrás de las  máscaras de autoridad que los cubre. Toda esta dinámica disfuncional y de control se refleja en el comportamiento y desarrollo social que hoy estamos presenciando. Miramos a una sociedad mintiendo y con doble moral, buscando y usando el dinero de manera tortuosa e implementando el poder solo para aplastar y destruir a la mayoría de la población dominicana.

Ese comportamiento hedonista no solo se percibe en la esfera política, también en otros contextos y círculos sociales, incluyendo el religioso. En nuestros país se puede medir el nivel de corrupción alimentada por esos tres factores; notamos como es normal que un líder tenga tres mujeres por el simple hecho de tener poder, también vemos como una persona se enriquece de forma instantánea cuando adquiere una posición en el Estado. Cuando acumula dinero, posición y mujeres es porque ya tiene en su mano derecha el poder para hacer y deshacer. Por eso es tan difícil ver los cambios sociales y las transformaciones. Todos nosotros deseamos ver cambios en el pueblo dominicano, pero debemos entender que el comportamiento moral no está aislado de la política y de la administración del Estado. No podemos esperar nada bueno de un líder o ciudadano que practique de forma abierta el engañar a su compañera, canalizar dinero que no le pertenece, y usar el poder para humillar y hacer sufrir a los demás. En otras palabras, son infieles porque engañan a sus esposas, son malos administradores porque usan y despilfarran lo que pertenece al pueblo dominicano, y no tienen compasión porque usan el poder para manipular y castigar a todo aquel que difiere de sus pensamientos y de sus malos pasos.

Al escribir este artículo llegó a mi mente aquel caso que casi le costó la renuncia al presidente de los Estados Unidos de América, me refiero a Bill Clinton; en el año 1998 surgió el escándalo sexual entre Bill Clinton y Monica Samille Lewinsky, esa joven entró a la Casa Blanca como becaria y no era remunerada, entre ellos sucedió un caso de inmoralidad sexual que más adelante fue confirmado por el mismo presidente. Cuando esto sucedió muchos dominicanos no entendieron el cuadro sociopolítico y la casi salida del presidente Clinton. La razón de nosotros no entender es porque debemos cambiar nuestro paradigma de autoridad, de poder y de hombría.

No debemos ser patriotas solo para el caso migratoria de Haiti y la presencia de los haitianos en la República Dominicana; cuando dejemos de celebrar y aplaudir los casos de inmoralidad practicados por nuestros líderes políticos podremos decir que amamos a la patria y que somos patriotas.
Se nos olvida que también la inmoralidad destruye a nuestra patria y es imposible tener naciones desarrolladas cuando la corrupción es parte de nuestro diario vivir. La mejor forma de ser un patriota es frenando la corrupción.

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