Hoy 
POR LLENNIS JIMÉNEZ
Los sextillizos nacidos el pasado 26 de diciembre lo revuelven todo en su afán de gatear e incluso, de intentar dar sus primeros pasitos.
Asimismo, cada día consumen tres latas de leche de 400 gramos y cerca de una caja de 24 compotas.
No obstante, la alegría de los seis bebés que ya tienen ocho meses de edad, ha superado el cansancio de una familia que se ensanchó para atenderlos y que en la rutina de 24 horas cambian
40 pañales desechables. Nerey Kiara, Emilio José, Manuel Emilio, Hugo Nicolás, Paola Esther y Emely Marie Figuereo Pérez, ya son sacados de debajo de las cunas a las que llegan gateando, en un intento por empezar a explorar el espacio que les fue adaptado a su casa en el sector El Morro, en Villa Mella.
Estos sextillizos se han estrenado dos andadores, varios coches de paseo y tres sillas para darles de comer, que utilizan siempre que están fuera de sus seis cunas.
Nadie se imagina la presión que harán cuando empiecen a hablar, pero por el momento los más despiertos, como Hugo Nicolás, se hacen sentir con las visitas, a las que miran a los ojos, les quieren agarrar y les tienden sus pequeños brazos.
Fuera del ajetreo de la alimentación y el cuidado diario, que implica la limpieza de su área, en la segunda planta, todo es ternura en el salón donde cuatro enfermeras tienen la noble tarea de lidiar con ellos junto a su madre, Máxima y su padre, Emilio.
La responsabilidad es compartida con tres primas que se ofrecen a atender a estas criaturas especiales del municipio Santo Domingo Norte y de las que también se ocupa la joven del servicio, así como algunos vecinos que aprendieron a ver con normalidad una familia que se multiplicó con un solo embarazo.
Fordaly Maxiel, la primera hija del matrimonio, también se siente comprometida en la protección de sus hermanos, los que asiste a cada instante.
A los sextillizos, que acapararon la atención pública, se les recuerda como los niños nacidos en la Plaza de la Salud, donde fueron asistidos por 20 especialistas. A la llegada a la casa de los esposos Figuereo Pérez, que pese a estar ausentes permitieron fotografiar a los niños, algunos sextillizos paseaban en la vecindad, otros dormían y dos eran mimados por quienes lo cuidaban.
Kiara se divertía en la casa de la joven Johanna, hija de su madrina. A Emilio José se lo había llevado la enfermera Justina Guzmán a su residencia cercana.
Ante la llegada en grupo que significó este parto, que cambió para bien económicamente la vida de esta familia, el padre y la madre, recibieron las correspondientes ayudas de las autoridades sanitarias y de otras entidades que les suplen alimentos.
Lili, prima de Máxima, y Estéfani, prima de los niños, hacían de todo por agradarlos, mientras Manuel Emilio jugaba en la cama en momento en que Napoleón Marte, del Hoy, procuraba hacerle una foto.
A eso de las 12:40, Emely Marie dormía, al igual que Hugo Nicolás, quien en sueño sonreía cada vez que presentía la luz de la cámara.
Emely Marie posaba en su cuna cual modelo instruida, al término de una siesta de 20 minutos.
En la casa se piensa ya en quiénes se parecen al padre y quiénes a la madre.
DE MARCA MAYOR
El baño de los sextillizos se hace en la misma habitación donde duermen, dentro de sus baños especiales. Decenas de teteros son guardados en la nevera que tienen en la habitación contigua.
De acuerdo a quienes los cuidan, diariamente consumen más de un galón de agua. Se lavan las seis sábanas de las cunas y se limpia el piso con frecuencia.
La familia todavía tiene la dicha de contar con vecinos y parientes que los ayudan, razón por la cual se le considera una de las casas más visitadas en el lugar.
AGUAS SERVIDAS
Por el frente de la casa donde residen los sextillizos, marcada con el número 80 de la calle Primera, cruzan dos corrientes de aguas domésticas que se posan en todo el derredor.
El agua se almacena en dos sitios por unos montones de tierra y material de construcción.
Además, la calle está en muy mal estado. La vía aparentemente estaba en construcción, pero los trabajos fueron paralizados.
