Sextillizos en perfecta salud al cumplir primer año hoy

<p>Sextillizos en perfecta salud al cumplir primer año hoy</p>

Máxima Pérez no tiene idea de cuándo volverá a trabajar fuera de casa, todavía no se siente con la suficiente independencia emocional para planteárselo, porque entiende que su compromiso principal es atender a sus siete hijos, porque antes de los sextillizos ya tenía a Fiordys, de seis años.

POR LEONORA RAMÍREZ S.

Pese a todos los pronósticos negativos sobre sus posibilidades de supervivencia, los sextillizos Hugo Nicolás, Manuel Emilio, Emilio José, Paola Esther, Emely Mariel y Nerey Kiara cumplen hoy un año,  período que se ha traducido en grandes sacrificios para sus padres Máxima Pérez y Emilio  Figuereo. Su supervivencia es un triunfo de la ciencia.

El nacimiento de estos bebés en 2005 no solamente se convirtió en una de las noticias más  importantes de ese año, sino también en el inicio de una serie de debates sobre la fertilización asistida en el país, en el contexto de mejorar la aplicación de los protocolos en ese tipo de especialidad.

Pero eso es harina de otro costal porque el día a día de los sextillizos significa un afán que no acaba, porque estos pequeños que ya intentan caminar y balbucean, exceptuando a Emely Mariel, son sumamente absorbentes y apegados a la madre.

Ya no quieren estar en sus cunas, lloran hasta más no poder en reclamo de atención, sobre todo cuando quieren que sean los brazos maternos los que los carguen, en vez de las enfermeras, las vecinas o los chicos del barrio que se unen al batallón de amigos que les tienden las manos a los Pérez Figuereo.

Durante la Nochebuena, mientras las familias del sector El Morro, del Municipio Santo Domingo Norte, disfrutaban de la algarabía propia de las navidades, los sextillizos pasaron el peor de los días porque se pusieron muy nerviosos por la detonación de fuegos artificiales. 

A  las 10:30 de la mañana de ayer dormían, pero minutos después despertaron en cadena, con un efecto multiplicador de los gritos al que ya se han acostumbrados todos.

PEQUEÑOS REMORDIMIENTOS

Máxima Pérez no tiene idea de cuándo volverá a trabajar fuera de casa, todavía no se siente con la suficiente independencia emocional para planteárselo, porque entiende que su compromiso principal es atender a sus siete hijos, porque antes de los sextillizos ya tenía a Fiordys, de seis años.

Pero con respecto a los más pequeños afloran en su interior sentimientos de culpa cuando, por ejemplo, no puede atender todos sus reclamos a la vez porque ciertamente  pelean entre sí en esa lucha normal por el espacio y el cariño.

“Durante este año me he deprimido muchas veces, pero de nuevo me levanto  porque pudo haber sido peor y me reconforto cuando los veo saludables, porque hasta el momento solamente han sufrido gripes y diarreas que entran en lo normal”.

Al recordar los momentos de angustia que sufrió hace un año, cuando ya era inminente que le harían cesárea antes de completar los siete meses de embarazo, Pérez expresó que siempre tuvo la certeza de que sus hijos sobrevivirían.

“Pero sentía temor por mi vida porque mi condición era de alto riesgo, ya que mi corazón me podía fallar porque la demanda que recibía era demasiado fuerte, pero gracias a Dios todo salió bien y nos sentimos felices por nuestros hijos, aunque sea un gran sacrificio atenderlos”.

Los sextillizos nacieron en la Plaza de la Salud con pesos entre 800 y mil 200 gramos, ahora tienen entre 14 y 22 libras.

LOS PROYECTOS DE LA FAMILIA

Los Figuereo Pérez están agradecidos con la ayuda que hasta el momento reciben de entidades públicas y privadas, porque la manutención de los sextillizos es costosa, pero no están de brazos cruzados ya que lanzarán una línea de productos para el cuidado del cabello de niños, y que se llama “Sextillizos”.

El producto, que se elabora en la empresa E y M que es propiedad de la referida pareja, será presentado mañana en Arcadas, donde será celebrado el primer cumpleaños de los pequeños a las 4:00 de la tarde.

Otro de los proyectos de los Figuereo Pérez es construir una casa en  un solar de su propiedad ubicado en la avenida Jacobo Majluta. “Para eso necesitaremos alguna cooperación porque tendremos que hacer una casa grande porque ahora somos nueve personas, sin contar con las personas que nos ayudan”.

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