La normalidad retornó ayer a esta ciudad, luego de tres días de paralización general de actividades, salpicados por la violencia que dejó el balance de un muerto y siete heridos, incluidos agentes policiales.
El comercio reabrió sus puertas y el tránsito vehicular se normalizó, provocándose los tradicionales entaponamientos en las principales vías.
Las labores judiciales en el palacio de justicia fueron reactivadas, luego de que el jueves fueran suspendidos los roles de audiencias, tras la agresión a pedradas el miércoles, durante el sepelio del dirigente popular Vladimir Lantigua Baldera.
Por igual las sucursales bancarias reanudaron sus labores, aunque algunas no la suspendieron, pero no tenían el flujo normal de clientes.
Desde temprano brigadas de la alcaldía comenzaron a retirar escombros colocados por manifestantes en el curso de la huelga. Troncos y ramas de árboles, desperdicios, fragmentos de botellas, montones de basuras, eran retiradas de calles y avenidas.
En algunos lugares se observó a sus moradores en labores de retiro de las polvaredas dejadas por los neumáticos incendiados.
San Francisco de Macorís fue paralizado desde el martes y ayer los organizadores del paro decidieron extenderlo por tiempo indefinido, lo que provocó una reunión entre autoridades, empresarios, comerciantes, la Iglesia Católica, y representantes de las organizaciones convocantes de la jornada de protesta.
La huelga provocó que la ciudad fuera militarizada por un fuerte contingente de las fuerzas élites del Ejército y la Policía.